*

Hutchison llevaba décadas luchando con la depresión: su música permanece como un testimonio triunfal

El cuerpo del músico escocés Scott Hutchison, líder de la banda Frightened Rabbit, fue encontrado en Edinburgo ayer por la tarde. Hutchison se encontraba desaparecido desde hacía un par de días. La banda había posteado mensajes en sus cuentas oficiales en redes sociales, diciendo que estaban preocupados por Scott; "puede que esté en un estado frágil", señalaron. Scott sufría de una profunda depresión, que le hacía padecer ataques de pánico.

En una reciente entrevista con el sitio Noisey, Hutchison había dicho: "Estoy más o menos. En el día con día, soy un sólido 6 de 10. No sé qué tan seguido pueda tener esperanza de algo más. Lo negativo me jala y me quedo en ello, y me consume".

Frightened Rabbit fue, primero, el proyecto solista de Hutchison. El nombre es altamente significativo, pues era la forma en la que lo llamó de chico su madre: "conejo asustado". Scott era sumamente tímido pero, con enorme valentía, utilizó el nombre para enarbolar su proyectó musical y salir a la luz. Su música y sus letras han inspirado a miles de jóvenes, pues proyectan la fuerza infalsificable de vivir con la depresión y el dolor y transformarlos en belleza. Frightened Rabbit es una banda que transporta a los escuchas a la juventud, a la sensación de ser inadecuado (awkward), sentir intensamente y luchar. La enorme sensibilidad de Hutchison brilla en la música que ahora suena aún más melancólica, dueña a la vez de una ominosa tristeza y una gran fuerza.

De alguna manera, buena parte de su música es una prefiguración de su muerte, esa irresistible atracción del abismo. Hutchison sufrió mucho y ha muerto, pero al menos podemos estar seguros de que sintió y vivió y transformó sus emociones en música que más allá de satisfacer un canon estético o no, transmite vida y emoción, y numerosas personas en el mundo, particularmente jóvenes -puesto que la música es una transmisión de un estado particular que se hace accesible-, se sienten identificados con esa inmensa euforia mezclada con desolación que vibra en todas sus canciones. Como el sexo y la depresión adolescente, torpes, hermosos y dolorosos, así son sus letras. En "Swim Until You Can't See Land" parece estar cifrada su muerte:

If I hadn’t come now to the coast to disappear  

I may have died in a landslide of rocks and hopes and fears.

Y al final de su álbum debut, en la canción "Floating in the Forth​", ya decía, con voz triunfante: "I think I’ll save suicide for another day" ("Creo que pospondré el suicido para otro día"). Y luego, también, "I think I'll save suicide for another year" ("Creo que pospondré el suicidio para otro año"). Fueron 10 años los que salvó su vida. Aunque hoy es un día triste, queda la música.