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El extraordinario caso de Marco Rodríguez Pantoja, el hombre que vivió 12 años de su infancia en la naturaleza con una manada de lobos y que ahora, después de ser obligado a vivir en el mundo civilizado, critica severa pero lúcidamente el mundo de los hombres

Marco Rodríguez Pantoja tiene ahora 71 años de edad y se encuentra sumamente decepcionado por el mundo de los hombres. De los 7 a los 19 años vivió con una manada lobos. En una entrevista con El País cuenta que un día una loba le dio de comer, y que ella fue lo más parecido a una madre que tuvo. Aprendió de los lobos qué alimentos eran buenos para sobrevivir y vivió como uno más de la manada. Antes de quedarse sólo a los 7 años, un anciano cabrero le había enseñado a hacer fuego, lo cual fue vital. Había conocido al anciano luego de que fuera abandonado en la Sierra Morena; su madre había muerto cuando tenía 3 años. Vivió solo en el monte durante 12 años hasta que fue descubierto por la Guardia Civil, que lo separó de su idilio con la naturaleza y lo llevó a vivir al mundo de los humanos.

Notablemente, Rodríguez cuenta que entre los humanos pasa frío, mientras que en la montaña se vestía con pieles y andaba descalzo, sólo se envolvía los pies cuando había nieve -pero no sufría como ahora-. Tenía callos tan grandes que podía darle una patada a una piedra como si fuera "una pelota". (Actualmente, un colectivo recauda fondos para comprarle un caldero). Cuando lo encontró la Guardia Civil, andaba en cuatro patas como los lobos. En el mundo de los humanos ha sufrido abusos y engaños; ha intentado trabajar en la hostelería y en la albañilería, pero nunca con satisfacción. Lo mejor que hace es dar charlas para niños, con el fin de inspirarles amor a los animales. Dice que los adultos no deberían contarles historias para atemorizarlos -como la historia del lobo feroz-. 

Es lapidario en su visión del mundo. Dice que "El hombre lo ha echado todo a perder", que "La ciudad desprende porquería y todo el mundo va a morir", y agrega que "el monte ya no es como era". Ya no puede encontrar el seno reconfortante de la naturaleza; lo modernidad todo lo devora y lo destruye. Alguna vez intentó regresar a su cueva pero se encontró cortijos y portalones eléctricos, y los árboles habían muerto. Ha explorado zonas donde hay lobos, pero éstos ya no se le acercan:

Notas que están ahí al lado, los oyes jadear, y se te ponen los pelos de punta... pero no es tan fácil verlos. Si hay lobos y los llamo, me van a contestar, pero no van a venir a mí... porque no me lavo con barro ni me visto con pieles. Huelo a las cosas de las personas, y me echo colonia.

Rodriguez Pantoja, a quien apodaban "Mowgli", y quien es uno de los pocos casos documentados de personas que crecieron con animales, vive en la alienación. Dice que no le interesan el futbol ni la política; no conecta con las personas. Su caso es un tanto radical, pero acaso ¿no nos está ocurriendo un poco a todos esta alienación, sólo que nosotros nos distraemos de esta terrible realidad que yace en el fondo? Nosotros también hemos perdido, más que él seguramente, la conexión con la naturaleza, con una existencia en armonía con el entorno. Y tal vez esto sea una enfermedad espiritual que logramos apenas paliar al tratar constantemente los síntomas de nuestra angustia existencial, pero nunca las causas. 

 

Foto: Óscar Corral