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Investigadora de la UNAM halla restos de fecalismo en el aire de la CDMX

Salud

Por: Luis Alberto Hara - 03/30/2018

Según Irma Aburto, “si no hubiera luz eléctrica en la ciudad y si las heces fueran luminosas, podríamos alumbrarnos con ellas por las noches”

En los últimos años la Ciudad de México se ha visto afectada por una densa y tóxica capa de aire que mezcla los contaminantes del transporte público, la basura que generan más de 20 millones de personas y, de acuerdo con un estudio realizado en la Facultad de Estudios Superiores –FES– Zaragoza de la UNAM, el fecalismo tanto animal como humano. De hecho, se estima que anualmente se emite al aire de la capital mexicana una 1/2 tonelada de residuos fecales producidos por animales y humanos.

Según la información recolectada y analizada por Irma Aburto López, investigadora de la UNAM y especialista en salud pública, una parte considerable de los desechos fecales que se encuentran en el aire de la CDMX proviene de humanos. De hecho, de acuerdo con Aburto, “si no hubiera luz eléctrica en la ciudad y si las heces fueran luminosas, podríamos alumbrarnos con ellas por las noches”. Sin embargo, la gran cantidad de materia fecal expuesta al medio ambiente se convierte en polvo al deshidratarse y es arrastrada por el viento: así que la supuesta iluminación se encontraría en todos lados: la ropa, la piel, el cabello, la comida, el agua… Desgraciadamente, este fecalismo que se respira a diario en la Ciudad de México es un factor potencial de transmisión de enfermedades –tales como cólera, gastroenteritis viral o bacteriana–, así como de la proliferación de fauna nociva.

Pero, ¿de dónde sale tanta materia fecal humana? Según la investigación de Aburto López, esto sucede debido a que la gente que migra a la ciudad no está habituada a sus dinámicas y, por lo tanto, continúan con la costumbre de defecar al aire libre: “por ejemplo, si un niño tiene ganas de ir al baño, la mamá lo pone entre los carros para que defeque. ¡Así de simple!”. De modo que para abordar esta situación, es indispensable volverse responsable a la hora de recoger los desechos de las mascotas y cambiar a hábitos que incentiven el uso del sanitario.

No es difícil negar la información brindada por la Organización de las Naciones Unidas –ONU–: el retrete produjo un incremento considerable en la economía de las comunidades al crear un sistema de saneamiento separando el agua limpia de la sucia, al reducir la incidencia de enfermedades –y por lo tanto, costos en sanidad, ausentismo escolar o laboral–. De alguna manera, y en palabras de Aburto, “la limpieza regular del retrete es indispensable, así como lavarse las manos después de ir al baño”.

Además, la mala calidad del aire es responsable de múltiples enfermedades que llegan a afectar incluso hasta la codificación del ADN de futuras generaciones. De acuerdo con el Centro Médico de la Universidad Soroka y Universidad de Ben Guion en Beer Sheva en Israel, la contaminación ambiental promueve la incidencia de enfermedades específicas y de cambios casi imperceptibles, tales como desnivelación de los niveles de glucosa y el control glucémico, que a su vez aumentan el riesgo de una enfermedad cardiovascular. De hecho, se estima que un 80% de las muertes prematuras relacionadas con la contaminación atmosférica se debe a una cardiopatía isquémica y accidente cerebrovascular, y un 14% a una neumopatía obstructiva crónica o infección de las vías respiratorias inferiores.

Un grupo de investigadores de la Universidad de Lancaster:

encontró pequeñas partículas que se desprenden de los gases de escape de la combustión que pueden llegar hasta el cerebro cuando se respiran. Estas nanopartículas de mineral llamado magnetita pueden causar daños cerebrales y contribuir a que se presenten enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.

Por esta razón, la investigadora de dicho estudio, Barbara Maher, recomienda evitar caminar por calles muy transitadas, alejarse del borde del andén y reducir la andada en contrasentido en una calle inclinada (evitando, así, los escapes de los vehículos).

En caso de querer purificar el aire al menos dentro del hogar es recomendable adoptar plantas como la gerbera, la palma de bambú, el helecho de Boston y el aloe vera. Estas plantas, además de ser hermosas, limpian químicos como el benceno y el tricoloroetileno que se encuentran en el medio ambiente.