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Por qué, más que de encontrarte a ti mismo, se trata de abandonar quien crees que eres

AlterCultura

Por: Jimena O. - 01/15/2018

El camino del abandono y el deseapego de toda identidad se opone a la noción de una espiritualidad rebajada de la búsqueda del ser auténtico. Y es que el ser auténtico en cierta forma es el no-ser, la muerte de aquello con lo que nos identificamos

El new age y el marketing tienen en común la idea de que el ser humano debe encontrar su auténtico ser y para ello debe emprender un viaje de autodescubrimiento. Este viaje de autodescubrimiento consta de afirmar la propia individualidad y lograr expresar todo lo que somos, para lo cual se sirve lo mismo de talleres de autosuperación como de experiencias visionarias y de la adquisición de productos que nos permiten expresar quiénes somos. Es, podemos decir, una "espiritualidad" que se da en términos positivos. Una espiritualidad positiva, por cierto, es mejor para el consumo y para el ego. 

Contrario a esto, está la vía negativa o apofática de la espiritualidad, ligada a la religión mística, a caminos que buscan eliminar antes que obtener: caminos en los cuales fundamentalmente se busca eliminar el yo y negar la importancia personal para ponerse en servicio de la divinidad o de aquello que está más allá de los conceptos. En Oriente existen muchas versiones de esta vía negativa, entre ellas algunas versiones del bhakti o camino devocional, el vedanta o aquellas corrientes budistas basadas en la vacuidad (shunyata). Particularmente en el hinduismo -pero también, bajo sus propios términos, en el zen- esto se presenta bajo la noción de neti neti (ni esto ni lo otro), un camino de conocimiento a través de la negación del individuo o la desidentificación con cualquier contenido de la conciencia. En Occidente tenemos algunos ejemplos, aunque son más raros. Quizás el más sobresaliente es el de Meister Eckhart, quien enseñó el desapego como camino fundamental a la divinidad.

En una reciente traducción al inglés de su obra se escribe:

Sobre todo, Eckhart sabía que estamos más vivos en la contradicción central de que nuestra labor no es "encontrarnos a nosotros mismos", como solemos ponerlo en esta época, sino "perdernos" a nosotros mismos, con lo que quiere decir abandonar el yo que creemos que somos y abrirnos a aquello que yace más allá de los confines angostos de nuestro conocimiento. 

"Examínate a ti mismo, y donde sea que te encuentres a ti mismo, abandónate a ti mismo. Esta es la mejor vía de todas", escribió Eckhart. Lo había dicho San Pablo: quien quiere nacer a la vida del espíritu, debe antes morir: lo que debe morir es la idea o el identificamos con la noción de que somos alguien, un cuerpo, que estamos separados. Y también; "Debes saber que no hay nadie en esta vida que se haya dejado tanto a sí mismo que no encontrara que podía dejar ir incluso más". Podemos creer que nos hemos desapegado de nuestras posesiones materiales, e incluso de los vanos sueños ajenos de éxito y demás, pero si sigue existiendo apego a la noción de quiénes somos, seguimos estando lejos de esta nada radiante que es Dios, según Eckhart y según algunos de los filósofos orientales. La más profunda transformación espiritual consiste, más que en agarrarnos de algo, en soltarlo todo. Siempre y cuando nos identifiquemos con algo no podremos ser libres, no podremos ser todo.