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Fadel Zeidan, profesor de neurobiología y anatomía así como líder de la investigación, explica que a diferencia de las alternativas farmacéuticas, el mindfulness “no emplea el sistema endógeno opioide para reducir el dolor”.

El cuerpo, ante el dolor físico y emocional, libera por sí solo una ráfaga de opioides para reducir el impacto neuroquímico que implica la molestia en los primeros momentos de la percepción. Es decir que ante el mínimo sentido de malestar, el cuerpo es capaz de dominar la sensación mediante la expansión de neurotransmisores como la serotonina y la dopamina. Si bien la industria farmacéutica se ha encargado de promocionar productos cumplan la función del cuerpo, actualmente se sabe que existen métodos naturales –e inclusive mucho más económicos–.

De acuerdo con el equipo de investigación del Centro Médico Baptista de Wake Forest, en EE.UU., la meditación Mindfulness o de atención plena es uno de estos métodos analgésicos. Fadel Zeidan, profesor de neurobiología y anatomía así como líder de la investigación, explica que a diferencia de las alternativas farmacéuticas, el mindfulness “no emplea el sistema endógeno opioide para reducir el dolor”; por lo tanto, es una alternativa terapéutica que actúa rápido para aliviar el dolor crónico y sin necesidad de opiáceos.

Lo interesante de los resultados es que, según los investigadores, la meditación durante una infusión salina ayuda a reducir significativamente la intensidad del dolor y los niveles de incomodidad; sin embargo, la infusión de naloxeno sin una actividad meditativa, no marcó una diferencia significativa en la percepción de la intensidad de dolor o incomodidad física. Lo que sí sorprendió a los investigadores es que la meditación mindfulness durante una infusión de naloxeno realizaba grandes reducirnes en la intensidad del dolor y la incomodidad. Ahora falta descubrir si las causas u orígenes del efecto de analgesia relacionada con la meditación mindfulness.

El principal objetivo de esta investigación, según Zeidan, es encontrar una solución al dolor crónico mientras se reduce “la creciente cantidad de individuos adictos a las sustancias opiáceas, desde los medicamentos recetados a la heroína”. Por ello el siguiente paso en la investigación es “determinar en qué afecciones la meditación de atención plena puede ser útil para mitigar un poco el dolor crónico y en tal caso cómo lo consigue”, y así usarse como herramienta de apoyo en terapias tradicionales con fármacos “para aumentar el alivio al dolor sin que se produzcan los efectos secundarios de la adicción ni otras consecuencias que podrían surgir del uso de sustancias opiáceas.”

 

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