*

Esta situación puede explicarse tomando en consideración que los sujetos visualizan a los perros no como animales, sino como unos “bebés peludos” u otros miembros de su propia familia humana

En caso de ser necesario, los perros fungen como herramientas terapéuticas en personas que requieren elaborar un duelo, incrementar herramientas afectivas como la empatía, o simplemente enfrentar el miedo a la soledad. Desgraciadamente, hasta ahora se se sabía poco sobre los efectos terapéuticos de orden psicoperceptivo que estas mascotas son capaces de brindar a sus dueños.

De acuerdo con un estudio realizado por investigadores de la Universidad Northeastern, de Boston, publicado en Society & Animal Journal, los humanos son capaces de experimentar más empatía por los perros que por otros humanos. Para llegar a esta conclusión se realizaron análisis a 256 estudiantes, a quienes se les presentaban dos casos: un humano y un perro siendo golpeados con un bate de béisbol por un personaje desconocido. Las víctimas, que podían variar entre un niño de 1 año, un señor de 30 años, un cachorro o un perro adulto, se encontraban con múltiples daños, una pierna/pata rota y en estado inconsciente.

Como resultado, los estudiantes realizaron un baremo del nivel de empatía en relación con cada una de las víctimas, y mostraron sentirse menos impactados cuando los adultos humanos eran las víctimas y más conmovidos cuando se trataba de bebés, cachorros y perros adultos. Según los investigadores, sólo uno de los estudiantes mostró bajos niveles de empatía cuando las víctimas eran bebés humanos y perros adultos.

Esta situación puede explicarse tomando en consideración que los sujetos visualizan a los perros no como animales, sino como unos “bebés peludos” u otros miembros de su propia familia humana. Es decir, el factor de la edad se encuentra presente y de manera significativa en relación a la especie: “Encontramos que hay un mayor nivel de empatía por las víctimas que eran niños humanos, cachorros o perros mayores que por aquellas víctimas que eran adultos humanos”.

Este factor es indispensable a la hora de transmitir la empatía hacia otros seres humanos: más allá de tan sólo una cuestión evolutiva, se trata de un método indispensable para la salud mental tanto de un individuo como de una sociedad entera, pues mientras mayor desarrollo empático y asertivo se genere en sistemas pequeños, como un hogar, una escuela o una colonia, mayor será el funcionamiento a nivel nacional.