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Con ecos de misterio y leyenda, una antigua inscripción recién descifrada señala a "la gente del mar" como la causa más probable del declive de poderosas civilizaciones que florecieron en Asia Menor

Uno de los grandes misterios en la historia de las civilizaciones del Mediterráneo es la desaparición intempestiva de culturas que se sabe que fueron florecientes durante la Edad de Bronce, como los hititas en Anatolia o los minoicos de la isla de Creta, de los cuales no quedaron sino ruinas y testimonios sueltos. Los hechos que cuenta la Ilíada, por ejemplo, que ya en el momento de su composición eran antiguos, forman parte de los remanentes de la Edad de Bronce que sobrevivieron a la ruina de esos pueblos.

Sin embargo, este enigma podría tener pronto una respuesta, luego del admirable trabajo que realizó un equipo interdisciplinario de arqueólogos, historiadores y otros científicos de universidades suizas y holandesas, quienes acometieron la nada sencilla tarea de descifrar la inscripción más extensa que se conserva de la Edad de Bronce y la cual está tallada en una piedra maciza de 3 mil 200 años de antigüedad, descubierta en 1878 y que actualmente se resguardada en Turquía.

El mensaje está escrito en idioma luvita (también conocido como luvio), una lengua indoeuropea ahora extinta que se habló en una zona amplia de Asia Menor, particularmente la que alguna vez comprendió el imperio hitita y que, según se conjetura, pudo ser también el idioma de los troyanos.

Después de numerosos estudios en torno al mensaje, el doctor Fred Woudhuizen y otros colegas suyos han podido descifrar sus signos. De acuerdo con este trabajo, la inscripción cuenta la historia de las invasiones que el reino de Mira y otros estados sufrieron a manos de “la gente del mar”, al parecer una alianza de distintos pueblos que llegaron de súbito a las costas del Mediterráneo, tanto en el Asia Menor como en las zonas aledañas, llegando incluso a asolar algunas regiones de Egipto.

Según se sabe, la inscripción se realizó en el año 1190 antes de nuestra era a instancias de Kupanta-Kura, entonces dirigente de Mira, un reino situado en la Anatolia y, de lo que puede colegirse por este mensaje, una de las primeras víctimas de las incursiones de “la gente del mar”, por quienes es posible que el comercio de la zona haya decaído notablemente y, con ello, el esplendor de algunas civilizaciones.

Por otro lado, aunque la piedra se descubrió hace más de 100 años, la traducción de su mensaje ocurrió hasta ahora porque fue usada como material de construcción en una mezquita más o menos en esa misma época, y aunque su inscripción fue copiada exactamente por el primer arqueólogo que la encontró, el francés George Perrot, dicha copia se redescubrió hace apenas 5 años, en el 2012, en los archivos póstumos del historiador James Mellaart, cuyo hijo la entregó al doctor Eberhard Zangger, presidente de la Fundación de Estudios Luvitas y una de las escasas 20 personas que han estudiado y conocen ese idioma antiquísimo.

Los resultados de esta investigación podrán consultarse in extenso en diciembre, cuando el artículo alusivo aparezca en la revista especializada Proceedings of the Dutch Archaeological and Historical Society.