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Una periodista viajó a Hawái en búsqueda del mítico hongo fálico que supuestamente produce orgasmos espontáneos por su olor afrodisíaco

Hace un par de años se creó una enorme sensación por la noticia difundida sobre un supuesto hongo hawaiano que tenía el poder de producir orgasmos femeninos espontáneos con sólo olerlo. Aunque esta información parece  sumamente dudosa de entrada, al menos estaba justificada por el paper científico de John C. Holliday y Noah Soule, publicado en el Journal of Medicinal Mushrooms

Esta efervescencia (o wishful-thinking revestido de ciencia) hizo que la periodista científica Christine Wilcox se lanzara a investigar este hongo y viajara a Hawái en busca de esta mítica y fálica criatura. Su expedición fue reportada por el sitio Discovery.

El caso de esta especie Dictyophora, de la familia Phallaceae (sí, se llama así porque parece un falo), es sumamente extraño. Por una parte, Holliday afirma que no puede hablar sobre él, ya que tiene un acuerdo confidencial con una farmacéutica que estaría realizando pruebas para desarrollar un fármaco (mágico), el Santo Grial del placer femenino.

Por otro lado, nadie en Hawái parecía conocer dicha especie, salvo por algunas vagas leyendas. Wilcox logró que Holliday le dijera el lugar donde lo había encontrado. El hongo crecía bajo condiciones únicas de sol, agua de mar y entre piedras volcánicas, en las llamadas kipuka, islas rodeadas de lava y bajo los árboles Albizia julibrissin. De dimensiones similares a un pene, el hongo llega a medir entre 7 y 20 cm. Lo que lo distingue es su particular olor (producido por "cuernos olorosos"), el cual es descrito como similar al semen. De hecho, contiene los mismos compuestos orgánicos --putrescina y cadaverina-- que el semen, los cuales se encuentran también en los cuerpos en descomposición. Esto da una nueva luz para entender la frase: "el orgasmo es la muerte pequeña".

Después de toda una odisea, Wilcox logró encontrar este hongo y lo olió. Describe su encuentro como "el peor olor que jamás haya violado mis narices". Lo más parecido que le vino a la mente: el semen, semen en descomposición. (A algunas personas les gusta el olor del semen, a otras no). Se hicieron ciertas pruebas y notaron que el olor excitaba radicalmente su pulso cardíaco, algo que no ocurría con un hombre, así que algún efecto tenía, pero nada de orgasmos.

Holliday argumenta que la mitad de las mujeres tiene una respuesta de excitación sexual "masiva", pero para la otra mitad simplemente huele horrible. Su hipótesis es que las mujeres que tienen orgasmos con el hongo, tienen un órgano vomeronasal funcional.

Este órgano es básicamente un detector de feromonas y, aunque la mayoría de las personas lo tiene, existe un debate sobre si es funcional o no. En los animales su presencia y función ha sido más estudiada.

Así las cosas, el caso del hongo orgásmico queda un poco en suspenso. Y Christie Wilcox, insatisfecha.