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Este podría ser el secreto para una vida creativa prolífica, según escritor que publicó más de 100 libros

Arte

Por: Jimena O. - 04/06/2017

Robert Graves vivió 90 años y escribió 140 libros, al parecer uno de sus secretos era evitar cualquier rasgo de mecanización en su espacio creativo

Robert Graves fue un hombre excéntrico, un gran poeta, novelista y mitógrafo, dueño de una vitalidad asombrosa. Graves vivió 90 años y escribió 140 libros; muchos de ellos lo acercaron a la tradición mágica celta y al culto de la diosa o el principio femenino de la naturaleza y la poesía. 

En una entrevista con The Paris Review, Graves sugiere con un cierto animismo el secreto de la vitalidad en su obra. Graves le pregunta al entrevistador si ha notado algo particular de su área de trabajo. Sin obtener respuesta, se anticipa: lo sobresaliente es que todo ahí está hecho a mano, sólo algunos libros no han sido impresos a mano (muchos de ellos, él mismo los imprimió). El entrevistador le pregunta si esto tiene relevancia para su trabajo creativo. Graves contesta: "uno de los secretos para poder pensar es tener lo menos posible de cosas cerca de ti que no estén hechas a mano". Tal vez esto pueda ser algo anecdótico, pero creemos que oculta una cierta fuerza animista y un rechazo de la mecanización del pensamiento, en lo cual merece reflexionarse.

El hecho de que una cosa esté hecha completamente a mano sugiere que su proceso de elaboración es artesanal y no industrial. Esto, siguiendo cierta visión animista, puede hacer que las cosas sean una suerte de talismanes, objetos únicos, con un contexto particular. Por otra parte, las cosas hechas industrialmente a escala masiva tienden a ser resultado de un proceso de mecanización automático --no tienen, en su hechura, un sello de creatividad viva. Por otro lado, los mismos objetos tienen una cierta vibración, aunque esto sea mínimo; quizás no nos damos cuenta de la influencia, en nuestros estados mentales, de los objetos a nuestro alrededor. Graves estaría completamente en contra de trabajar con una computadora y de habitar en une espacio con el barullo de las máquinas electrodomésticas. Para el la poesía era un trance, un rapto de silencio, un momento de comunión con la naturaleza. Quizás, y esto es solamente una loca hipótesis, la pérdida de la flama creativa en términos de las bellas artes que se observa en nuestra era pueda tener que ver con esta mecanización --y es que el medio es el mensaje.