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¿Cómo habita una generación acostumbrada a la movilidad y lo efímero?

Alguna vez se contó entre las cualidades de la generación millennial su inclinación por la “movilidad”, un término que quizá nos remite al ámbito de lo tecnológico pero que también se ha aplicado a comportamientos puntuales de los aún jóvenes que, para este momento, rondan los 30 años de edad.

Del trabajo a la situación amorosa, de las posibilidades de estudio al consumo de información, la aparente facilidad de movimiento en la que se formaron los millennials los lleva ahora a no pasar demasiado tiempo en un mismo lugar, con una misma persona, en una misma oficina. Las cosas tienen que cambiar pronto, rápido, del mismo modo que cambian los modelos de un teléfono celular, las mercancías en un anaquel, las opiniones de una persona.

Una posible evidencia para esta hipótesis –para pensar si se cumple o no, en qué grado, bajo qué circunstancias– se encuentra en esta serie fotográfica del sudafricano John Thackwray, quien pasó este año viajando por el mundo y tomando en cada país la fotografía de un joven en su habitación, en edades que van de los 17 a los 30.

Maja, 22 años. Berlín, Alemania. Estudiante de arquitectura

 

Sabrina, 27 años. Beirut, Líbano. Maestra de kíndergarden

 

Mohamed, 17 años. Santa Catarina, Egipto. Estudiante de medicina tradicional

 

Élahé, 29 años. Teherán, Irán. Pintora

 

Pema, 22 años. Katmandú, Nepal. Estudiante de budismo

 

El resultado no es sencillo de aprehender. Algunas habitaciones son pulcras, otras desordenadas, algunas abundantes y otras con apenas lo mínimo; aquellas en donde la cultura local se impone contrastan con otras que bien podrían tratarse de cualquier lugar dominado por la globalización de las mercancías.

¿Pero, después de todo, es posible encontrar una constante? Si acaso, cierto aire de esperanza, de vida que se encuentra en tránsito pero no necesariamente por esa supuesta movilidad con que algunos la califican, sino un tránsito de otro orden: aquel de quien se encuentra en un punto pero sabe bien que no es el definitivo, porque desea estar en otro distinto. 

Ryoko, 25 años. Tokio, Japón. Ingeniera en tecnología de la información

 

Ezequiel, 22 años. Manyatta, Kenia. Guerrero

 

Ben, 22 años. Dallas, EEUU. Estudiante de cine

 

Marcello, 18 años. La Paz, Bolivia. Estudiante de preparatoria

 

Oleg, 24 años. Novosibirsk, Rusia. Ingeniero en telecomunicaciones

 

Joseph, 30 años. París, Francia. Artista

 

Andreea, 24 años. Bucarest, Rumania. Ingeniera civil

 

Asha, 17 años. Madyah Pradesh, India. Ama de casa

 

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