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Gracias al potencial de las redes sociales, la Autoridad de Antigüedades de Israel consiguió saber qué tipo de objeto había hallado un jardinero hace 6 meses en un cementerio de Jerusalén

 

Las redes sociales tienen una repetición ambigua, pues si bien una parte importante de su potencial está orientado hacia la utilidad o el provecho, por otro lado se les acusa de ser promotoras de la distracción, el ocio y, en general, el desperdicio del tiempo. Esto es particularmente evidente en Facebook (de lejos, la red más usada en el planeta), en donde basta pasar unos minutos para lo mismo encontrar una cascada de memes que algunas notas de sitios interesantes, otro torrente de GIFs cómicos, quizá el link a un libro digitalizado, contenido personal y un amplio etcétera que cubre el abanico diverso de la vida contemporánea tal y como se expresa en el mundo digital.

Con todo, hay otro aspecto de las redes que no siempre queda de relieve pero que incluso llevan en su nombre: son sociales. En otras palabras, son un recurso para la colectividad, para la cooperación, el esfuerzo en conjunto. Y aunque a veces lo olvidamos, de cuando en cuando surgen ejemplos que nos recuerdan esa característica.

Ese fue lo que sucedió hace unos días, cuando la Autoridad de Antigüedades de Israel compartió en Facebook la imagen de este objeto de metal que hace 6 meses encontró un jardinero en un cementerio de Jerusalén. 

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De inicio, el director de la institución describió el objeto como un cetro de oro con siete ranuras, sin agregar nada más. En el lugar donde fue hallado se han encontrado antes otros objetos que datan de las épocas romana y bizantina de las Cruzadas, pero esto tampoco echó luz sobre el misterio.

Pasado el tiempo la Autoridad decidió llevar el hallazgo a Facebook con el propósito de que el enigma se resolviera, y el trabajo que nadie pudo hacer en 6 meses se consiguió en unas pocas horas gracias a dicha red social. Para sorpresa de todos, la supuesta reliquia resultó no ser tal, sino sólo una baratija new age que se adquiere en línea con el nombre de “Weber Isis Beamer”, artefacto del cual se asegura que brinda un campo protector contra la radiación y provee seguridad a curadores y otras personas que laboran con energía positiva.

Un italiano de nombre Micah Barak fue el primero en responder acertadamente a la pregunta sincera que hizo la Autoridad, y aunque no se trataba de ningún concurso, al parecer la institución lo recompensará con un viaje a Israel para que mire personalmente el objeto en cuestión.