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La razón científica por la cual las celebraciones de Año Nuevo suelen ser decepcionantes

Buena Vida

Por: Jimena O. - 12/31/2015

¿Vas a celebrar en grande este Año Nuevo? Prepárate para decepcionarte

Las fiestas de Año Nuevo suelen ir antecedidas de grandes preparativos: se elige un lugar para vacacionar en función a esta noche, dónde cenar, qué comer, qué beber (¿puedes solventar la botella de champagne o te conformarás con un sucedáneo?), qué consumir (algunos toman cuidadosas medidas para agenciarse las drogas ideales para enfiestarse hasta la mañana), qué vestir (¿empezar el año en blanco, las serpentinas, los sombreros?), con quién pasar justo el momento del conteo, el primer beso y abrazo del año, a qué fiesta ir después de la cena privada, y mil y un variables. Las personas que tienen mucho dinero suelen aprovechar esta fecha para montar enormes parrandas en las que muestran toda su sofisticación y su supuesta magnanimidad; quienes no tienen tanto dinero o prefieren no poner todos sus huevos en la canasta de un solo día, buscan que los conviden a magnos eventos en los que se dilapidan las viandas. 

Esto es en teoría; al final, esa gran fiesta que uno se imagina suele no producirse. Muchas veces uno acaba esperando entrar a un bar, en la calle, en un taxi, vomitando precozmente o en cualquier situación poco glamourosa. 

Hay una explicación científica (lo hay para todo hoy en día, lo cual no es garantía) para la gran frecuencia con la que los festejos de Año Nuevo, con toda su pirotecnia, acaban siendo fatuos fuegos de petate, como se dice en México a eso que promete mucho pero no entrega tanto. Según un estudio realizado por un equipo de científicos de diferentes universidades, las fiestas de Año Nuevo suelen ser terribles debido a que la "persecución y evaluación de la felicidad puede ser contraproducente", como una especie de profecía anticumplida en la que el individuo se derrota a sí mismo al poner demasiada presión o expectativa en la realización de un evento.

En ese caso, los investigadores entrevistaron a 475 personas y las interrogaron sobre sus planes para la celebración de fin de año. Luego contactaron a estos individuos algunas semanas después para averiguar cómo les había ido. La investigación mostró que 83% de las personas sondeadas manifestaron haberse decepcionado de su noche de Año Nuevo y quienes más lo estaban eran aquellos que más habían invertido tanto emocional como económicamente.  

Otro estudio concluyó que intentar pasarla muy bien es una de formas más efectivas para vivir un mal rato. En ese caso, se pidió a un grupo de participantes que intentaran sentirse felices mientras escuchaban música o presenciaban una obra de arte. Aquellos a los que no se les pidió que forzaran esta sensación reportaron pasarla mejor que aquellos que entraron a la experiencia con la prerrogativa de ser felices. Esto parece tener que ver también con que monitorear la felicidad, estar analizando si estamos bien o no, es una forma muy efectiva de sacarnos del flujo de la actividad, de distraernos de la experiencia en sí misma.

Existe una frase un poco trillada, atribuida a la filosofía oriental que suele aparecer por todos lados y que ya podríamos llamar sabiduría popular, que dice que "la principal razón de la infelicidad es la búsqueda de la felicidad", o algo similar. Ciertamente, es más fácil decepcionarnos y deprimirnos cuando anticipamos mucho lo que va suceder y cultivamos hábitos de deseo constante. 

En el caso de Año Nuevo, lo más prudente parece ser no apostarle demasiado a una noche. Nadie se ha iluminado en un día. La felicidad no se puede forzar ni fingir. Es más probable que te diviertas si no lo intentas. Además tu cuerpo te agradecerá, ya empezando el 2016, no tener que remontar la marea con una cuesta arriba y una tremenda cruda. 

Para quienes piensan abandonarse al mar etílico, aquí una breve guía científica para evitar la resaca.

 

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