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No importa si lo das o lo recibes: el sarcasmo es una forma de comunicación (una segunda lengua para algunos) e incluso un tipo de pensamiento que favorece la creatividad mediante el humor sutil y afilado

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El novelista Francis Scott Fitzgerald afirmó en alguna ocasión que: "La señal de una inteligencia de primer orden es la capacidad de tener dos ideas opuestas presentes en el espíritu al mismo tiempo y, a pesar de ello, no dejar de funcionar". Esta aseveración parece confirmada por un estudio publicado en la revista Organizational Behavior and Human Decision Processes, realizado con un equipo conjunto de las universidades de Harvard, Columbia y el centro INSEAD, que trató de demostrar que los comentarios y frases sarcásticas aumentan la creatividad.

Gracias a más de 300 voluntarios (hombres y mujeres), los investigadores hallaron que "el sarcasmo puede estimular la creatividad, la generación de ideas, perspectivas, o soluciones novedosas y útiles a problemas. Como creía Oscar Wilde, puede que el sarcasmo represente el nivel más bajo del ingenio, pero hallamos que ciertamente cataliza una forma más alta de pensamiento".

Y es que el sarcasmo es capaz de dotar a las conversaciones de ligereza y de humor en algunas de sus expresiones, mientras que en otras se utiliza para burlarse de los demás asumiendo que son demasiado tontos como para siquiera darse cuenta. ¿Pero cómo medir el sarcasmo en el laboratorio? Para la investigación, los participantes fueron divididos en dos grupos, uno de los cuales fue sometido a comentarios sarcásticos y el otro a comentarios sinceros; luego, unos y otros tomaron una prueba estándar de creatividad donde debían resolver un problema utilizando objetos como velas y clavos.

Los resultados mostraron que 75% de los individuos expuestos a comentarios sarcásticos llegó a la solución correcta de la prueba, en comparación con el 25% de los que recibieron comentarios sinceros. 

"Mostramos que la creatividad mejora gracias a todos los tipos de sarcasmo, desde la crítica y el enojo sarcástico hasta los halagos sarcásticos y las bromas", pues sin importar si uno es quien realiza el comentario o quien lo recibe, "todas las formas de intercambios sarcásticos... parecen ejercitar más el cerebro". Una hipótesis es que el sarcasmo necesita conciliar ideas aparentemente contradictorias, como esta frase de Woody Allen: "No quiero alcanzar la inmortalidad mediante mi obra. Quiero alcanzarla no muriendo", o esta joya de Groucho Marx: "Nunca olvido un rostro, pero en tu caso me encantaría hacer una excepción".