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La música tiene una formidable tradición de hacernos escapar y transportarnos a otros espacios. Es una libertad de la mente

 

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La música sensible es engendrada por una música anterior a lo sensible.

Plotino, Enéadas

En el libro El odio a la música, el escritor y músico francés Pascal Quignard dice que: “Es posible que escuchar música consista menos en desviar la mente del sufrimiento sonoro que en esforzarse por refundar la alerta animal. La característica de la armonía es resucitar la curiosidad sonora, extinta desde que el lenguaje articulado y semántico se propaga en nosotros”. Música para sacarnos de la estructura del lenguaje e insertarnos en otra estructura más primitiva, más primaria y por tanto animal, vital.

Hay otras estructuras rígidas que enmarcan nuestro cotidiano, como la del trabajo. ¿Cómo salirse con la música del trabajo? O mejor aún: ¿Cómo volver el trabajo música?

En una oficina de servicio postal en Ghana el encargado de poner los sellos hace con las herramientas de su trabajo (y con la labor que debe cumplir) distintas bases rítmicas, haciendo de las cartas y del sello sus instrumentos y agregando melodías con su voz:

 

“Varios caminos llevan a Dios yo he escogido el de la danza y la música” dice el poeta sufí Rumi, y tal vez es que en el ritmo, en su repetición (como la mayoría de los rezos) se encuentra una claridad interna que no existe igual en otros rituales. La música también es rito.

Hay otra música que nace a partir de las herramientas y la labor que se tiene que realizar con ellas, sin embargo, en este caso, la estructura de la que depende este trabajo es mucho peor: la cárcel.

Mientras trabajan en los campos de caña,  los presos de la granja penal Parchman en Mississippi hacen música haciendo el sonido de percusiones con el azadón mientras cantan, ya sea para llegar a Dios o para ser libres durante el tiempo que dure la música.

Esta canción, "Berta", simboliza las mujeres que dejaron atrás. Los hombres se imaginan ver a Berta caminar hacia ellos:

O Berta

Well, Lord gal.

Lord, Berta

Well Lord gal, well.

 

Ain’t that Berta comin, down that road, well.

She walk like Berta but she, want you so, well.

She want you so baby, she want you so, well.

She walk like Berta but, she want you so, well.

Estos dos ejemplos nos demuestran que no sólo los audífonos son un buen método para abstraerse y salirse de las estructuras cotidianas, sino que dentro de éstas podemos encontrar otras que nos conduzcan a otro ritmo, uno fuera incluso de nosotros mismos.

 

Twitter del autor: @tplimitrofe