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El Adderall, la Ritalina, etc., nos dan la capacidad de interesarnos por temas que nunca nos atraerían de no ser por la sustancia; he aquí el problema

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Muchos de nosotros perdemos la capacidad de aprender en algún momento de la adolescencia debido quizás a malos hábitos. La neuroplasticidad del cerebro se ve afectada por falta de uso y puede incluso no terminar de desarrollarse a su potencial máximo. Ello, desde luego, se convierte en un serio problema a la hora de los exámenes escolares, trabajos universitarios o desempeño en la oficina. Por ello el uso de estimulantes artificiales como Adderall, Ritalina o Racetams, que ayudan a avanzar en la vida (a salir del paso) ha ganado tanta popularidad. Pero un brillante nuevo estudio lo pone en perspectiva, y en lugar de alegar que estas drogas hacen daño físico (lo cual no hace mucha diferencia para el usuario), apela más a un problema con la fuerza de voluntad artificial que adquirimos por medio de estas pastillas.

Algunos dicen que el Aderall, por ejemplo, es extremadamente seguro en comparación a otras sustancias como el café, los cigarros o la cocaína. Scientific American, sin embargo, hace una reflexión sobre por qué no deberíamos tomar drogas que nos “hacen sentir más inteligentes” precisamente porque nos ayudan a triunfar en cosas que de otra manera no haríamos.

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Hay una discrepancia peligrosa entre las medidas objetivas de la efectividad del Aderall y cómo hace a la gente sentir, dice el American Journal of Biometrics. El problema es que estos estimulantes artificiales no mejoran objetivamente el desempeño de tareas, sino que hacen que la persona que desempeña esa tarea tenga la sensación de tener una fuerza mental hiperbolizada. Algunas de las citas de personas que toman Aderall fueron:

“Todo parece mejor, y más conseguible”.

“Comienzas a sentir tanta conexión con lo que estas estudiando; es casi como si te enamoraras de ello. ¡No querrías estar haciendo ninguna otra cosa!”.

He aquí el problema. Estos estudiantes están artificialmente conectados/enamorados de temas que de otra manera nunca les interesarían. Entonces, en lugar de estar buscando su verdadera vocación, sus intereses genuinos, utilizan su voluntad para sobresalir en cosas por las cuales no tienen pasión. Los jóvenes, que son los principales consumidores de Aderall, deberían estar averiguando qué les interesa genuinamente. Scientific American apunta:

A veces no tener motivación en la vida es sintomático de un problema más profundo: una mala elección de carrera, una especialidad universitaria que no te interesa o un estilo de vida que no va contigo. En estos casos, carecer de motivación podría señalar una alienación del significado de tu vida; un sentido de incongruencia entre lo que eres y lo que haces con tu vida. Tratar esa alienación con un potenciador de motivación, en lugar de reevaluar el curso de tu vida, parece una mala idea.

Como señala BigThink, cuando pretendes por mucho tiempo, un día te despiertas y no sabes a dónde se ha ido tu vida.