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A lo largo del siglo XX, el cuerpo femenino fue llevado por distintos caminos en la búsqueda de una perfección imposible
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Marilyn Monroe en fotografía de Milton H. Greene

A lo largo de la historia, el cuerpo humano ha transitado por múltiples definiciones y maneras de concebirlo, representarlo y vivirlo. En Occidente estamos habituados a la dualidad cuerpo/mente que, al menos desde Platón, implica una oposición, por momentos incluso un lastre, como si la mente fuera superior al soporte de carne y hueso en donde se asienta. El cuerpo también ha sido objeto de conocimiento, no solo fisiológicamente sino, como indagó Michel Foucault, en relación con el poder y su ejercicio. 

Y si esto ya es potencialmente complejo, en el caso específico de las mujeres cabe añadir el factor de la conceptualización histórica del género. Al hecho de que el cuerpo se viva desde un marco cultural específico se suma que desde el descubrimiento de la agricultura las sociedades humanas se perfilaron hacia la hegemonía del hombre sobre la mujer, con consecuencias culturales que hasta hoy vivimos, por ejemplo, la objetificación de su cuerpo, la represión de su sexualidad o la valoración de ciertas características físicas en detrimento de otras (piel clara, cabello lacio, cuerpo delgado, etc.), en un catálogo móvil y en cierta forma abrumador que, de existir, mostraría el desarrollo de ese moldeamiento del cuerpo femenino, casi siempre en función de directrices masculinas.

Por el momento podemos observar el infográfico que ahora compartimos, el cual recorre brevemente a las mujeres del siglo XX para encontrar las cualidades que en cada década se consideraban propias de un cuerpo perfecto. Asimismo, en su segunda parte da cuenta de algo aún más perturbador: la enorme distancia existente entre las mujeres icónicas de cada época (aquellas que parecían cumplir el ideal físico dictado) y las medidas promedio que las mujeres comunes tenían.

En nuestros días, es cierto, sabemos bien que las supermodelos no se parecen ni siquiera a sí mismas, pero por lo que deja ver este infográfico, esa ha sido la constante histórica.

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