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El mórbido y discreto placer de picarse la nariz

Por: Luis Alberto Hara - 02/06/2015

Comezón, ardor, resequedad, humedad: no importa la razón: picarse la nariz es normal hasta cierto punto, pero puede volverse una práctica patológica si se hace en exceso

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Es posible que tú, como Frank Zappa y el 91% de la gente, incurra en rinotilexomanía, es decir, en el acto de picarse la nariz con los dedos o con ayuda de algún objeto. ¿Por qué lo hacemos? ¿Qué extraño placer derivamos de esta práctica? ¿Tiene alguna función evolutiva o es sólo una más de nuestras expresiones de angustia?

Los primeros estudios del fenómeno datan de 1995. Un grupo de psicólogos envió una encuesta por vía postal a 1,000 adultos en Wisconsin, de los cuales sólo respondieron 254. De ellos, 91% confesó picarse la nariz, aunque sólo 1.2% afirmó hacerlo una vez cada hora por lo menos. Y es que el problema no es picarse o no la nariz, sino que esta aprehensión se vuelva patológica.

Ralph Wiggum (©2001FOX)

Entre niños (cuyos filtros sociales aún no están del todo desarrollados) picarse la nariz es más común. En el estudio escolar de Andrade & Srihari (que en 2001 les valió un Ig Nobel a la investigación científica más fascinantemente inútil), la mayor parte de los 200 estudiantes encuestados confesó picarse la nariz por lo menos cuatro veces al día. Los patrones son lo interesante: 13% utiliza lápices u otro aditamento para picarse; 7.6% lo hace más de 20 veces al día, y casi 20% de ellos tiene un "serio problema", pues no puede dejar de hacerlo en cuanto tiene oportunidad. Las razones expresadas fueron comezón o limpieza de mucosidades, pero 12% (24 de ellos) afirmó "picarse la nariz porque se siente bien". Nueve estudiantes confesaron, además, haber desarrollado un gusto por devorar los tesoros nasales extraídos con avidez (mucofagia).

A medida que envejecemos, los hombres tendemos a llevar al extremo esta práctica al arrancarnos los pelos de la nariz (tricotilomanía), lo que al conjuntarse con picar las fosas nasales puede provocar serios problemas. Picarse excesivamente la nariz puede desgastar el tejido interno de la nariz e incluso perforar el tabique y los senos paranasales, facilitando infecciones y provocando dolores salvajes.

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Un hombre de 29 años experimentó ambas manías en un grado patológico, por lo que sus médicos acuñaron el nombre de "rinotricotilomanía" sólo para él: se jalaba los pelos de la nariz compulsivamente, a tal grado que la nariz se le inflamaba. Lo curioso es que, para tratarse la inflamación, le aplicaron una sustancia que teñía su nariz de púrpura. Lo extraño es que el tinte púrpura lo relajó, y junto con un tratamiento relajante, dejó el hábito.

Los médicos creen que esta compulsión es manifestación de un trastorno dismórfico corporal donde la percepción del propio cuerpo produce una fuerte angustia y donde la persona se queja constantemente de defectos reales o imaginarios. Lo curioso es que, mientras el morderse las uñas o jalarse el cabello son manifestaciones frecuentes de desorden obsesivo-compulsivo, picarse la nariz no lo es. 

¿Tiene algún beneficio? Ninguno, salvo el pequeño placer que produce. De hecho, en el año 2006 un equipo de investigadores holandeses descubrió que picarse la nariz puede ayudar a la proliferación de infecciones bacterianas. Aquellos entusiastas de picarse los oídos, la nariz y la garganta presentan estadísticamente más casos de Staphylococcus aureus que los que se abstienen...