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Gobierno mexicano furtivamente podría estar comprometiendo la soberanía alimenticia del país al aprobar inusitada cantidad de productos transgénicos, echando atrás la protección del maíz

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Pocos notarán en México, mientras el país se ve sacudido por la desaparición de 43 estudiantes y miles de desaparecidos más como resultado de la narcopolítica, que hace unos días la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) aprobó el libre consumo de 132 productos transgénicos. De este pequeño arsenal transgénico, 50% corresponde a maíz y el resto son de algodón, soya y canola; esto pese a que la sociedad civil había logrado suspender la liberación del maíz transgénico, protegiendo el patrimonio biocultural de México, ya que el maíz transgénico amenaza los cultivos tradicionales de diversas formas.

Escribiendo para La Jornada, la investigadora de la UNAM Elena Álvarez-Buylla considera que la medida es una "puñalada transgénica" y señala que la misma favorece a las transnacionales que monoplizan el mercado con productos transgénicos y herbicidas tóxicos como el glifosato conocido como "faena", el cual ha sido prohibido en Europa pero que los agrogigantes, en probable connivencia con los gobiernos nacionales, han logrado introducir en el continente americano. "La correlación entre el aumento de la prevalencia de enfermedades y el uso de glifosato y/o el cultivo de soya y/o maíz transgénicos tolerantes al mismo es mayor a 90% en muchos de los casos a partir de mediados/finales de la década de 1990", escribe Álvarez-Buylla.

Surge la pregunta, ante la luz de la evidencia sobre los peligros de los transgénicos, de si también aquí el gobierno mexicano sacrifica "nuestra soberanía alimentaria y sanitaria, nuestro ambiente y alimento, así como nuestra salud, a cambio de oscuros acuerdos comerciales". ¿Cuántos crímenes de Estado podemos tolerar?