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Facebook ha instaurado nuevas formas para viejas instituciones: en nuestros días, "el amor" se oficializa públicamente cambiando el estatus de pareja. Pero, ¿se trata de una burbuja de felicidad, una necesidad de aprobación, o de una forma de gritar al mundo lo enamorados que estamos?
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Imagen: The Atlantic

 

Probablemente sabes que esa amiga de la secundaria que tienes en Facebook hoy tiene un hijo y acaba de saber que su segundo hijo será niño: Facebook lo sabe, y por eso probablemente tú también. Y es que no podemos ya ni siquiera recordar los cumpleaños de la gente sin depender de Facebook; ¿por qué tenemos que “soportar” (siendo un poco cínicos) la felicidad ajena en redes sociales?

La editorialización de la vida privada a la que sometemos nuestra experiencia online (y que, de algún modo, va dando forma a nuestra realidad en la cultura del Share y el Like) podría hacerle creer a más de uno que, cuando se trata de parejas, no es necesario compartir con todo el mundo los selfies de besos, las cosas que cenan, etcétera.

Pero un corpus creciente de estudios afirma lo contrario.

Según una investigación del Albright College, las personas más satisfechas con sus relaciones de pareja tienden a compartirlas más a menudo en Facebook.

La investigación hizo una encuesta entre parejas de voluntarios en relaciones que datan de un mes a 30 años de duración en rubros relativos a la satisfacción de pareja, así como los hábitos de Facebook de cada uno (i.e. cada cuánto postean fotos en pareja o interactúan con las páginas de su respectiva media naranja).

Además, los voluntarios debían llenar un test de personalidad basado en lo que los psicólogos conocen como “Big Five”: extroversión, neuroticismo, apertura, amabilidad y reciprocidad. Contrario a lo que demostró un estudio previo (según el cual los individuos más acérrimos de las redes sociales eran también los más necesitados de atención, debido a una baja autoestima), la correlación entre la autoestima y la satisfacción de la pareja no está peleada.

Aquellos que salieron con altos puntajes en el test de personalidad sienten la necesidad de compartir su vida con otros no porque quieran su aprobación, sino tal vez “para mostrar a otros, a sus parejas y quizás a sí mismos que sus relaciones están bien, y por ello, se sienten bien”.

Es un principio conocido en la mecánica cuántica: el observador incide en la percepción del mundo. Aunque parezca ficticia, una relación que parece feliz en redes sociales puede sentar ciertas bases para que la relación de pareja, en la esfera privada, tenga mejores líneas de comunicación y ocasiones de hacer cosas juntos, así parezca que sólo es para compartirlo en línea.

Uno de los autores del estudio piensa que “mucha gente dirá ‘Oh, qué cursi’. Pienso que se sorprenderían de escuchar que esto --el compartir contenido “feliz”-- está asociado genuinamente al ser feliz en sus relaciones”.

Compartir con el mundo (o nuestra esfera de contactos) la felicidad que experimentamos en pareja es sencillamente el equivalente de la era digital a celebrar el amor a los cuatro vientos (y, aceptémoslo, también es un indicador importante para que las marcas sigan dando forma a su demografía 2.0, donde todos somos público cautivo).