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La infantil carrera artística del expresidente de Estados Unidos presume un emotivo episodio: la serie de retratos sobre mandatarios alrededor del mundo.

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Las nuevas pinturas obra del exmandatario estadounidense George W. Bush han dado la vuelta alrededor del mundo. Las obras integrarán una exposición, abierta al público, en la Librería Presidencial, ubicada en Dallas, Texas. La serie The Art of Leadership: A President’s Personal Diplomacy (El arte del liderazgo: la diplomacia personal de un presidente), está conformada por 24 retratos de diversos presidentes. 

Gracias a la cobertura mediática que ha recibido la caricaturesca exposición, millones de personas hemos comprobado no sólo el mal gusto impreso en las obras, también la pobreza con la que George W. Bush percibe el mundo: predecible, elemental, y sin gracia alguna. Lo anterior quedó confirmado durante sus ocho años de gobierno, periodo que incluyó algunos "daños colaterales" como la muerte de más de 130,000 iraquíes, o la instauración de un régimen de vigilancia y terror montado con pretexto del fatídico 9/11. Y sí, todos sabemos que este personaje califica fácilmente como un tipo torpe, mesiánico y poco sensible, pero con la aparición de su veta artística podríamos agregar algunas otras etiquetas a su perfil, por ejemplo patético o lunático.

Por cierto, la exposición recibirá a los visitantes con una sarcástica bienvenida: un muro con su autorretrato y el retrato de su padre (y maligno antecesor) colgados ambos justo arriba de una cita de este último que advierte: "Fui entonces un ferviente creyente, y aún lo soy, de que la diplomacia personal puede ser muy útil y productiva". 

En fin, si estás en Dallas podrías consumar un morboso ritual e ir a visitar la propuesta creativa de este sociópata que durante un buen tiempo se encargó de contaminar, aún más, la historia de nuestra especie.