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Ser líder de tu propio culto no es una tarea sencilla, pero con un grupo fiel de adeptos y una buena organización, lograrás cualquiera que sea tu objetivo: basta conocer algunos puntos básicos y ponerlos en práctica.

El anterior video muestra de manera un tanto caricaturesca algo que la gente de los '90 aprendió a temer como si fuera el virus H1N1 en nuestros días: la posibilidad de ser inducido inconscientemente al interior de un culto. Los había de muchos tipos, y desde el Sendero Luminoso hasta los adventistas de Waco, los cultos religiosos fueron y siguen siendo un escape de la razón hacia los terrenos donde la ignorancia y la credulidad pueden ser explotados y capitalizados. 

Sin embargo, basta revisar los ocho criterios básicos del doctor Robert Jay Lifton para identificar la operación de un culto religioso para darse cuenta de que no se necesita creer en reptilianos o iluminatis para estar en el terreno de la devoción irracional: desde la religión organizada, ciertos tipos de vegetarianismo, Wikileaks, hasta los ecologistas radicales y los miembros de partidos políticos incurren en francos sabotajes a la razón y al pensamiento crítico. 

Estos criterios pueden servir para identificar el funcionamiento de un culto −o para armar tu propio culto y adoctrinar a la gente a dejar sus familias, darte sus cuerpos y su dinero, e incluso para matar por ti. O no.

1. Control del entorno

Es indispensable controlar qué información reciben los miembros de tu culto, así como limitar el contacto y la comunicación con el exterior. Lo que necesitas es establecer un perímetro físico que sintetice el universo al que tiene derecho el miembro de tu culto, y reservar mayores ámbitos de operación en el exterior sólo cuando estés seguro de que su lealtad es inquebrantable (es decir, cuando ya no puedan pensar por sí mismos).

2. Manipulación mística

La primera vez que vemos algo asombroso o inexplicable podemos pensar que se trata de un milagro; pero la tercera o cuarta vez tal vez participemos del engaño. Piensa en la producción de un concierto de rock: la pirotecnia y la iluminación te sorprenden por primera vez, pero se trata de un cuidadoso trabajo orquestado para producir un efecto. Muchos milagros producidos al interior de cultos religiosos (resucitar muertos, adivinar situaciones o datos de los nuevos reclutas), así como la promesa de mostrar poderes mágicos o ser receptores de escrituras divinas son parte del arsenal de engaños místicos con los que los líderes del culto tratarán de hacer que otros confíen en ellos.

3. Pureza ante todo

El mundo es blanco o negro: se está a favor de nosotros o en contra, y estar en contra es estar con el enemigo. Toda ideología que pretenda el control de sus adeptos deberá estar abanderada por un afán inquebrantable de perfección. Inducir culpa o vergüenza (por ejemplo, imponiendo el cumplimiento de mandamientos o decálogos inquebrantables) es una poderosa fuerza de control mediante la cual cada miembro se vuelve policía de sí mismo.

4. Confesión

Un pecado o un crimen no es sino una convención social específica mediante la que una ley se quebranta. Sin embargo, al interior de un culto la privacidad, la confidencialidad y la individualidad deben quedar abolidas completamente. Potencialmente, cualquier muestra de pensamiento crítico o de elección individual de los miembros es un crimen en potencia −y debe ser castigada como tal, para ejemplo y adoctrinamiento de los demás.

cult

5. Ciencia sagrada

El dogma del grupo debe disfrazarse de Verdad última, probada y comprobada. No importa si se trata de la Cienciología o de la Iglesia de los Santos de los Últimos Días: cada culto disfrazado de religión afirma tener todas las respuestas para todas las preguntas críticas y razonadas que pudieran surgir, pues la cohesión del grupo depende de que una (inasible) verdad resida al interior del culto mismo. El líder es el vicario o vocero de una divinidad/ser extraterrestre/post-humano que naturalmente está exento de toda crítica.

6. Manipulación del lenguaje

Philip K. Dick afirmaba que si podías cambiar lo que el lenguaje significaba podías controlar también lo que pensaba la gente que utilizaba dicho lenguaje. Utilizar una jerga compleja y hermética entre los miembros de niveles superiores hará parecer que detrás de una charada se esconde un conocimiento iniciático, al cual el aprendiz accederá sólo si demuestra ser digno. Altera la forma de pensar de los reclutas haciendo que dejen de cuestionar el lenguaje que utilizan y repitan el lenguaje del culto, ya sea a través de oraciones o letanías. Recuerda que el lenguaje también se expresa a través de los símbolos y los adornos que uses en ti y en los demás (el mensaje que envía un uniforme es poderoso, así que no lo desestimes para uniformar a tus adeptos).

7. La doctrina es superior al individuo

Cualquier experiencia personal debe quedar subordinada a la ideología del grupo. Cualquier cosa que pudiera servir para contradecir al líder o a la doctrina misma deberá ser reinterpretado, recontextualizado, o francamente desestimado de manera que la Verdad absoluta de la ideología no pueda ser cuestionada. Para dar un poco de credibilidad a tu culto, puedes proponer una interpretación ligeramente distinta de un culto preexistente (como los Mormones o los Talibanes) y disfrazarlo de religión al adoptar ciertos rasgos de la religión previa; esto tiene la ventaja de que puedes recabar adeptos al interior de un culto ya existente (como la religión católica) diciéndoles que siguen al dios verdadero en el envase equivocado. O algo por el estilo.

8. Administración de la existencia

En los programas de culto más extremos (como el fascismo europeo durante la 2a Guerra Mundial o el Estalinismo), el grupo decide qué individuos tienen derecho a la vida y cuáles no. Pero la vida y la muerte no es lo único que se juega: en un sentido menos literal, los cultos prescinden de la existencia o la administran al dividir a la humanidad en aquellos que están dentro del culto y aquellos que no. Esta exclusividad se expresa en terminologías (ver punto 6.) deseables para los miembros, como ser "salvados" en vez de condenados, "iluminados" en vez de ignorantes, "conscientes" en vez de inconscientes. De este modo, el mundo exterior al culto pierde credibilidad, por lo que inconscientemente los miembros del culto dejarán de identificarse con ese mundo externo.