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Aumenta número de mujeres venezolanas que mueren cada año por operarse el trasero

Por: Luis Alberto Hara - 09/20/2013

La belleza como prospecto de éxito social acarrea peligrosas consecuencias para la salud física y emocional de las mujeres venezolanas.

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La segunda industria más redituable para Venezuela, después del petróleo, es la de la belleza: se estima que cada año las ganancias en concepto de productos de belleza y cirugías estéticas alcanzan el margen de los $2.5 mil millones de dólares. Como indican estas cifras, la belleza cuesta: lo peor es que el costo no es solamente monetario sino de salud.

La Asociación Venezolana de Cirujanos Plásticos estima que 30% de las mujeres venezolanas entre 18 y 50 años se han sometido a algún tipo de intervención para mejorar su apariencia física, en un país donde la cultura de la belleza está fuertemente ligada a la percepción de éxito y la escalada social. Debido a ello la peligrosa práctica de inyectar silicona en las nalgas ha cobrado la vida de 17 mujeres durante el último año.

Unas 2 mil mujeres se someten a la inyección del biopolímero cada mes, según datos de la AVCP, un procedimiento ilegal en Venezuela (la venta misma de la silicona puede acarrear dos años de prisión). Según Jesús Pereira, presidente de la AVCP, "el 100% de los casos se complican. Puede que tome cuatro días o 20 años", pero eventualmente el cuerpo rechazará la silicona, provocando dolorosos tumores e incluso provocando parálisis si la sustancia llega a la espina dorsal.

El procedimiento puede realizarse en casa sin ninguna supervisión médica, y una inyección cuesta en promedio $8 dólares en el mercado negro. Esta parece ser una salida tentadora considerando que las mujeres venezolanas gastan en promedio 20% de su salario anual en productos de belleza, mientras que 4 mil de ellas pasarán por el quirófano cada mes en nombre de la belleza.

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Para las activistas del grupo "NO a los biopolímeros, SÍ a la vida", las inyecciones de silicona en el trasero han sido una terrible experiencia frente a la cual desean prevenir a otras chicas, especialmente en las escuelas de bajos recursos. Astrid de la Rosa se unió al grupo luego de perder la movilidad de las piernas a causa de una inyección de silicona. De la Rosa afirmó en una entrevista que vive en una dieta de antibióticos y analgésicos, pues asegura que "es la única forma en la que puedo vivir con el dolor." 

Venezuela tiene la reputación de tener a las mujeres más hermosas del mundo; incluso mantienen el récord mundial Guiness del país con más títulos de Miss Universo en la historia. Irene Saez, Miss Universo de 1981, contendió en 1998 contra el difunto Hugo Chávez por la presidencia del país, lo que da una idea de las expectativas de los venezolanos respecto a la importancia de la belleza. 

María Trinidad, otra de las activistas del grupo, afirma que "cuando vives en un país donde una mujer hermosa tiene mayores prospectos de carrera que alguien con una sólida ética de trabajo y educación de primer nivel, te ves forzada a vivir en la idea de que no hay nada más importante que la belleza."

Venezuela también es un destino internacional para las cirugías estéticas: mientras que el precio promedio de un par de implantes de silicona en los Estados Unidos es de $8 mil dólares, el mismo procedimiento cuesta sólo $800 USD en Venezuela. Para balancear los ingresos de la industria de la belleza, Astrid de la Rosa considera que "la educación es la llave", pues "si podemos enseñar a las próximas generaciones que estas soluciones rápidas para vernos bien no son para nada soluciones, tal vez tendremos mejores oportunidades."