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A pesar de la connotación negativa que tiene el día lunes, un reciente estudio ha demostrado que la reputación del primer día de la semana podría ser, en realidad, un desfase entre lo que creemos y lo que experimentamos

Después de un fin de semana de reposo y esparcimiento, reincorporarse a las actividades cotidianas se traduce en aburrimiento y cierta resignación, pero de acuerdo a una investigación realizada, el día lunes no resultó ser el peor día en comparación a los demás día de la semana, explica Arthur D. Stone.

Para tener más precisión en el estudio, los científicos  evaluaron una amplia gama de estados de ánimo que los estadounidenses experimentan este día. Los datos arrojados mostraron de manera clara que los lunes no son más desagradables que los siguientes dos días y solo el  viernes o los fines de semana son mejor percibidos. Del mismo modo, las mujeres, en comparación a los hombres, evaluaron de forma más negativa los estados de ánimo que experimentan en el trascurso de la semana. Entonces, la pregunta que surge es: ¿por qué esta mala reputación si no existen pruebas de que el lunes sea tan malo ?

Para Stone y su equipo de investigadores, este fenómeno tiene que ver con que en ocasión ocurre un desfase entre lo que creemos y lo que experimentamos, es decir el lunes solo es el peor día de la semana en teoría pero no en la práctica.

Las vacaciones, por ejemplo, son percibidas de forma más grata después de que este episodio ha pasado, en comparación a la experiencia que se vive en tiempo real. En una mala experiencia, recordamos el dolor con más fuerza que como lo vivimos en realidad y tendemos a ignorar los periodos de tranquilidad o libres de cualquier molestia.

¿Cómo se puede dar sentido a tal aseveración? El cerebro humano tiene una vasta pero limitada capacidad para almacenar y recuperar información. Sin embargo, constantemente experimentamos “pruebas” que retan a este tipo de pensamiento. A menudo esto sucede cuando las creencias y las experiencias ocurren. Cuando la información no está disponible en el momento en que la necesitamos, utilizamos cualquier dato para responder, incluso si no está relacionada con la pregunta.

Cuando a los participantes del estudio se les preguntó sobre algún dolor, mala experiencia o malestar que sintieron en días anteriores, la mayoría no recordó el total de este tipo de experiencias que experimentaron a lo largo de la semana. A estos procesos mentales se les denomina heurísticas cognitivas, que consiste en enfatizar los malos momentos vividos en un lapso de tiempo. En el caso de los lunes, es probable que la heurística sea el trabajo y el cambio que se lleva a cabo del fin de semana a los días laborales. Con ello se puede deducir que el día en sí no es el problema, ya que tanto los lunes, los martes, los miércoles y los jueves son igualmente aborrecidos por el hecho de que son laborables. Los jubilados no padecen de esta sensación, ya que la transición de domingo a lunes no es tan virulenta.

 

[NYT]