Si algo ha dejado la religión como patrimonio a la humanidad --más allá de las guerras en su nombre o del pastoreo mental-- son sus templos --muchas de las obras arquitectónicas más sublimes en nuestra historia son monumentos a diferentes divinidades. Y ahora los intelectuales ateos, sensibles a la belleza y a la fastuosidad --o conscientes del poder y utilidad de construcciones majestuosas para propagar una ideología-- también quieren sus propios templos: pomposidad secular y propaganda cientificista.
"¿Por qué las personas religiosas deben de tener los edificios más hermosos de la tierra. Es tiempo que los ateos tengas su propias versiones de esas grandes iglesias y catedrales", dice el escritor y entrepreneur Alan de Botton. "Incluso los ateístas más convencidos tienden a hablar en buenos términos de los edificios religiosos. Puede ser que sientan que nada así se construye en nuestro días. Pero no hay necesidad de sentirse nostálgicos. ¿Por qué no aprender de las religiones y construir cosas de igual manera hermosas e interesantes?".
De Botton ha anunciado su plan de construir una red de "Templos para Ateos" en el Reino Unido, apoyado por una serie de prominentes arquitectos.
Evidentemente este también presentador de TV enfrenta una paradoja, al posiblemente deificar la no-divinidad e idolatrar la no creencia --el dogma de la ciencia. Pero de Botton argumenta que "Puedes construir un templo a todo lo que es bueno y positivo. Eso puede decir: un templo al amor, a la amistad, a la calma o a la perspectiva". Aunque el peligro yace latente, como diría Manly P. Hall, las ideas rápidamente se convierten en ídolos.
El primer templo propuesto es una torre de concreto de 46 metros en el centro de Londres --eso es un centímetro por cada millón de años de existencia de la Tierra. "Un metro sobre la tierra se inscribiría una pequeña banda de oro de un milímetro de grueso para representar el corto plazo que ha tenido la vida humana en el planeta", dijo el arquitecto Tom Greenall.
El concreto del edificio se amasaría lentamente a lo largo de los años, creando variaciones sutiles en la apariencia de los muros interiores que mimetizan la estratificación de la Tierra. El exterior estaría diseñado para representar la secuencia del genoma humano. El tema del templo sería "la perspectiva", es decir lo insignificante que es la historia del hombre en contraste con la historia de la Tierra.
Por otro lado se podría argumentar que existen ya templos seculares: los museos, bibliotecas, laboratorios y oficinas de gobierno en los que se adoran los datos duros, el conocimiento científico y los documentos de identidad.