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Iori Tomita y su "Nuevo Mundo de los Especímenes Transparentes"

Por: Jimena O. - 04/09/2011

Como si se tratara del sueño psicodélico de un pescador, la obra del japonés Iori Tomita esta repleta de translucidos peces, crustáceos, y otros animales del mar, que evocan la fauna marina de un universo paralelo al cual se accede por medio de una colorida estética.

Crustáceos con alma de neón, peces que alguna vez fueron fantasmas, y caballitos de mar que absorben los colores de un jardín acuático, secreto, risueño. Bienvenido al "Nuevo Mundo de los Especímenes Transparentes", un edén multicromático que ha creado el artista japonés Iori Tomita, el cual es habitado por cadáveres de peces y otros animales marinos, que mediante un cierto tratamiento post-mortem, emergen en un desfile de lúcida fantasmagoria. Antes de comenzar su carrera artística, Tomita fue muchos años pescador y en algún momento incluso estudio ictiología (la rama de la zoología dedicada al estudio de los peces). Evidentemente estos antecedentes influyeron en su proceso creativo que derivó en un discurso fúnebre-pop a partir del cual se desdoblan las piezas que aquí se presentan.

Para producir sus especímenes transparentes Tomita utiliza una técnica de preservación que consiste en remover la piel y las escamas de los peces que previamente han sido conservados en formaldehido. A continuación remoja las criaturas en una sustancia que tiñe el cartílago de azul. Tomita utiliza una enzima digestiva llamada trypsin, junto con otros químicos, para separar las proteínas y los músculos, lo cual permite que los cadáveres comiencen a transformarse en seres translúcidos. Este paso es delicado ya que demasiada exposición a los químicos haría que los animales perdiesen su forma original. Finalmente los demás huesos son teñidos con tinta roja, y la luminosa entidad es preservada en un frasco de glicerina. Por cierto, Tomita solo utiliza animales que le llevan pescadores y que han sido encontrados muertos por causas naturales.

La sensible obsesión que Tomita manifiesta por las minúsculas estructuras óseas hacen de este, un largo proceso creativo ya que la producción de sus piezas de psicodelia marina le toman entre 5 y 12 meses. Pero gracias a esta minuciosidad es que podemos disfrutar de estas hipercoloridas (aunque paradójicamente muertas) criaturas, lo cual no solo garantiza una estimulante experiencia estética sino que además tiene un valor científico ya que permite un inusual acercamiento a la complejidad estructural de la fauna del mar.