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La milenaria tradición de celebrar la llegada de la primavera se replica en 2011; a las 23:21 (UTC) del 20 de marzo el equinoccio vernal fue consumado y con ello se desdoblaron cientos de rituales alrededor del mundo.

Una de las tradiciones más antiguas dentro de la historia ritual del ser humano es la celebración del equinoccio vernal, suceso que marca el fin del invierno y el comienzo de la primavera. Desde un punto de vista práctico este momento indica que pronto los cultivos volverán a crecer y que su posterior cosecha ya se perfila en el horizonte. Por otro lado, desde una perspectiva mística, la llegada de la primavera representaba una celebración por la arquetípica victoria de la luz sobre la oscuridad. Desde el solsticio de invierno, el día más oscuro del año, el día comienza a ganar terreno a la noche pero no es hasta el equinoccio vernal cuando esta tendencia modela un perfecto equilibrio y la coexistencia entre ambas entidades se vuelve ecuánime por un instante. En las más distintas tradiciones, ya sea en la católica, en la escandinava, en el ocultismo egipcio, en la astronomía religiosa de los mayas y los celtas, o en el ancestral misticismo de los chinos, el renacimiento de la primavera era ritualmente conmemorado sin excepción.

 

(Aquí la información del Equinoccio de otoño y primavera de septiembre 22 del 2016)

Contemplada desde un plano especificamente simbólico, la primavera representa una temporada de renacimiento y renovación, es el momento en que el proceso de transmutación cultivada comienza a desdoblarse en la flor de cristal (la estética materialización de la intención) y la franca presencia del sol revitaliza las fuerzas activas de nuestro planeta como detonante. Tributando esta idea de florecimiento, Aleister Crowley aprovechaba los equinoccios para develar periódicamente sus compilaciones de libros de magia

El equinoccio también simboliza el punto de equilibrio entre la luz y la oscuridad -los hermanos, deidades de la noche y el día: Set y Osiris, Tezcatlipoca y Queztalcoatl fundidéndose por un momento en una unidad solar-. En casi todo el mundo -salvo en los polos- el día de hoy durará casi exactamente igual que la noche (este es el significado de la palabra equinoccio: aequs nox: noche igual) (aunque en realidad esta es una aproximación ya que el día no durará exactamente 12 horas (lo que se conoce como equilux) en todas partes)También hoy la salida del Sol se alineará exactamente con el Este y su puesta estará exactamente alineada con el Oeste.

El momento exacto del equinoccio, este año a las 23:21 (UTC) del 20 de marzo, está dado por el momento en el que el centro del Sol cruza el ecuador, y los dos polos de la Tierra se encuentran a igual distancia del Sol.

El equinoccio vernal, como heraldo de la primavera en el hemisferio norte, dicta el inició del año zodiacal, marcando el paso del sol en Aries, el carnero, primer signo del zodiaco. A diferencia del equinoccio de otoño, en el hemisferio norte, el equinoccio de primavera antiguamente es un día de efusiva celebración, en el ascenso de la luz hacia el esplendor del verano donde las semillas físicas y metafísicas serán cultivadas. Cada año el sol da una vuelta completa alrededor del disco zodiacal, aunque cada año su punto de inicio se va anticipando y por ello en realidad cruza el ecuador ligeramente separado de la marca en donde se encuentra el signo del zodiaco. Cada signo consta de 30 grados y el sol pierde un grado aproximadamente cada 72 años y retrocede una constelación completa cada 2,160 años. Lo anterior resulta en que la procesión equinoccial que transita el sol en retroceso toma 25,920 años y esto significa que durante este periodo, conocido como Gran año solar o año platónico, cada signo del zodiaco ocupara durante 2,160 años la posición del equinoccio vernal, y posteriormente legará su ubicación al signo que le antecede en la rueda zodiacal (esto es lo que define la era en la que nos encontramos, de acuerdo con algunos aún seguimos en la era de piscis aunque otros aseguran que esta terminó en 1984 y en realidad ya estamos inmersos en el turno acuariano).

Los mayas construyeron varios templos alineados con este fenómeno, particularmente famoso es el descenso de la serpiente en la pirámide de Kukulkan en Chichen-Itza (el lugar de los brujos del agua). Este fenómeno de arquitectura óptica convoca a miles de personas en cada equinoccio, turistas new age y curiosos que  visitan este sitio maya en Yucatán para observar un rayo de luz solar -que representa a Kukulcan, la serpiente del cielo- descender sobre las fauces de una serpiente de piedra. La serpiente de luz dura apróximadamente 40 minutos, en lo que muchas personas buscan cargarse de esta energía cósmica. Pero más allá de esto, es indudable que es parte de la maestría de los mayas materializar en su arquitectura un poderoso símbolo: el de la unión entre el cielo y la tierra -Kukulkan, serpiente-quetzal- y el del cambio de piel -una nueva estación- en la figura de la serpiente, que también representa la energía vital o Kundalini. La pirámide de Kukulkan tiene 4 lados con 91 escalones cada uno y una plataforma, lo cual suma 365, en una construcción eminentemente solar.

También notable es la alineación entre el sol del amanecer del equinoccio y el portal en el Templo de las Siete Muñecas de Dzibilchaltun, una forma extática para presenciar la renovación del año envuelto en la entrada de la luz y tal vez practicar un poco de sungazing para recibir la ostia sagrada del sol, advenimiento de la Pascua planetaria.

National Geographic: Vernal Equinox Facts and Myths