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¿Accidente cósmico? El asteroide que destruyó a los dinosaurios aceleró evolución de mamíferos

Ecosistemas

Por: Jimena O. - 10/05/2010

Como si el azar fuera otra cara del destino cósmico, el asteroide que se impactó en lo que hoy es Yucatán hace 65 millones de años, y que borró a los dinosaurios de la Tierra, creó la condiciones para un boom evolutivo de los mamíferos.

Hace 65.5 millones de años un asteroide de 10 km chocó contra la Tierra horadando lo que ahora es la peninsula de Yucatán. El desprendimiento de gases de sulfuro y carbón de las capas de piedra precipitó una catástrofe global en la que los fuegos se propagaron y los cielos se oscurecieron. La tierra se enfrío y la lluvia ácida se descolgó.En meses los dinosaurios habían muerto, al igual que la mayoría de los otros reptiles de agua y tierra, al igual que la mayoría de las aves y las plantas.

Para los mamíferos, la historia fue diferente. Aunque no fue exactamente fácil -la mitad de las especies se extingieron-, aquellas especies que sobrevivieron eran pequeñas, versatiles, de rápida reproducción y sobre todo podían alimentarse de los abundantes restos que dejo el impacto. Pudieron escabullirse de la lluvia ácida y los fuegos; habitando cerca de cuerpos de agua fresca, que se alimentan de materia orgánica muerta, tuvieron más éxito que aquellas especies del mar o de tierra seca.

Estos mamíferos sobrevivientes heredarían la Tierra. Mientras la biósfera se recuperaba, ocuparon los nichos dejados por los dinosaurios. Según evidencia fósil, un “boom” de creatividad evolutiva ocurrió entre el año 65 a 55 millones de años atrás. Una de los linajes que haría su début después del impacto es el nuestro, el de los primates .

Antes de esta intervención extraterrestre –un asteroide de 10 km- los reptiles habían gozado en dominio de la Tierra por 160 millones de años. Más o menos cada 100 años un evento cósmico de esta envergadura sucede; si algo así sucediera actualmente la humanidad sería arrasada, aunque es posible que algunos sobrevivirían, dando lugar a un nuevo apogeo evolutivo, como parte del ying-yang planetario. Nuesto destino parece estar conectado por un hilo plateado, equilibrándose de forma misteriosa, con el destino del cosmos.

Vía New Scientist