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Un diálogo con el formidable libro de nuestro colaborador Fausto Alzati Fernández, navegando por el budismo, el porno, el punk y la radical ilusoriedad del mundo en búsqueda de la otredad. Estimulación memética, sexo con el texto.

"¿Y tú, qué vas hacer depués de la orgía?", paráfrasis de Jean Baudrillard

El ensayo filosófico, que trabaja con lucidez y ardor, es casi como una labor física en el sol, trabajar la tierra- aunque esa tierra sea un campo mental-. Construye una zona temporalmente autónoma donde podemos dialogar y sentir nuestra inmanencia en el mundo (con radiante radicalidad). Si bien habitamos inescapablemente dentro de un texto, dentro de un paradigma cultural, resulta vital ponerle una que otra ventana a esta estructura (por donde puedan entrar las chicas a nuestra fiesta alternativa, donde nos descubrimos juntos).

La impresión que me deja el libro de ensayos de Fausto Alazti Fernández es la de un sincero esfuerzo por entablar un diálogo sin filtros. Como quien se comunica con su propio cuerpo. Como quien busca conocer a otra persona sin prejuicios. El acontecimiento. Pero para hacer esto es necesario despojarnos, con conciencia de nuestra hiperpermeabilidad, de nuestro ser-con, de la enajenación cultural a la que nos sometemos. Es decir, el ser parte de este mundo memético es inevitablemente la viralidad de sus patologías, de su flujo mercantil donde somos signos, pero la conciencia de este bombardeo, de esta Tormenta del Desierto de signos hiperreales, es lo que nos permite percibir “la radical ilusoriedad del mundo” y desde ahí relacionarnos con el misterio seductor que mueve al mundo: la otredad.

"Inmanencia Viral", es alta fidelidad al mundo en el que nos relacionamos, donde no podemos escapar de ver a Britney Spears en la tina (en la tinta) intoxicada, sexy y decadente, símbolica, asura. En el espejo de la tina donde Britney simula su muerte, Fausto, voyeurista con binoculares Foucault, es capaz de ver, en una lógica perversa, la dialéctica del amo y del esclavo de Hegel (“Im a Slave 4 you”). Britney que esclaviza en el deseo de querer ser ella (o querer tener sexo con ella) fácilmente se convierte en esclava de sus fans y del sistema pop capitalista.

Alzatí Fernández nos dice sobre las celebridades: “Son signos proyectados para que nos identifiquemos con mercancías por medio de una sensación de intimidad”. Y “la pantalla se vuelve un espejo de nuestra fantasía de llegar a ser completos algun día”. Porque “nos gusta creer que alguien (las celebridades “defensores de vampiros invisibles”) sabe la respuesta, que alguien ha recorrido el camino”. Nuestro pánico existencial surge al tenernos que enfrentar con un mundo indefinido, donde nada nos obliga a ir por un sendero trazado, que haya sido probado por otros como exitoso, para revelarnos un sentido de felicidad producida, surge porque justo esto es lo que nos hace enfrentarnos con nosotros mismos. Las celebridades evitan esto, evitan enfrentar el misterio, ya que muestran “que el sistema funciona” y que no hay que cuestionarlo, solo “sentirnos enajenados porque no hemos logrado el status de celebridad”. Al mismo tiempo que hacen penoso enfrentarnos con nosotros mismos y conocer a los otros, porque “se entrometen en nuestra vida privada asegurando que nos sintamos inadecuados”. Nos alejan del cuerpo y de nuestra sexualidad. “Son mecanismos eugénicos..”, aunque Alzati Fernández seguramente no implica a una conspiración detrás de este sistema de generación de celebridades como autopropagación, no puedo más que pensar en todos eso blogs de sincromisticismo, como Pseudo-Occult-Media, que analizan cómo las celebridades reflejan rasgos de programación mental de proyectos secretos de la CIA. O como Tupac hablaba de la CIA y los Iluminati infiltrados en el Hip-Hop. O Beyonce vestida de robot ¿cómo heraldo del transhumanismo?

Recuerdo hace un tiempo que leí en una revista como Cosmo, que la fantasía número 1 de las mujeres es tener sexo con una celebridad. Sin duda. Algo que relaciono con el texto de Octavio Paz donde dice que en el sexo siempre hay tres (incluyendo la fantasía). Es decir, las celebridades participan en millones de actos sexuales cada día, tulpas electromagnéticas en nuestras recámaras. Y hasta cierto punto su telepresencia nos desubica del presente en el que se abre la posibilidad (omphalos mundi) de conocernos a través de la radical diferencia del otro (además de disminuir la calidad multisensorial e involucramiento del sexo).

… Y sin embargo la celebridad no existe, “es un constructo formulado y producido por la industria cultural para defenderse/propagarse a sí mismo”. Y justo aquí está el satori, las celebridades se vuelven budas involuntarios al mostrarnos el andamiaje espectral del mundo. La irrealidad es liberadora de una energía lúdica, de econtrarnos otros en una casa de espejos, hasta reconocer y recorrer nuesto cuerpo más allá de los fantasmas.

A todo esto hay que agregar que Fausto Alzati Fernández es un estudioso de la semántica del porno, que no la seméntica, y nos lleva por la “garganta profunda” de las “scientias” sexuales con lujosa maestría, hacia “el intocable orgasmo femenino”, haciendo una crítica a veces baudillardesca de la hiperrealidad del porno, donde éste “es más sexy que el sexo, y por ende lo reemplaza” haciendo “explícto lo implícito”. También nos ubica ante la falsa transgresión de esta manifestación cultural y su verdadero carácter moralista. A mi juicio un poco de pornucopia poética radical para nuestra propia búsqueda de la otredad cósmica, al entender que: “El porno intenta definir el sexo, normativizarlo, justamente aquello ¡que menos definible debiera ser! el amor”.

Otro tema axial a Inmanencia Viral, es el punk, como zona autónoma temporal (a la Hakim Bey con todo su terrorismo poético), que ha sido apropiada por el flujo del mercado. En origen movimientos como el punk o los raves de los 90s plantean ser espacios de: “Interaccion sin el entretenimento natural de las jerarquias... relaciones y zonas donde no opere el chantaje libidinal”. Pero estos movimientos son apropiados por la lógica del consumo del sistema actual que “relega los moviemientos como el punk y provoca que perezcan o vivan e una perenne vanguardia que es una continua innovación del mercado… acelerado e indiferente”. Algo que se entrelaza con la creación de celebridades que cooptan está energía radical para resignificarla dentro del paradigma de reafirmación del sistema cultural. Así los hippies fueron recanalizados, paradojicamente, para expandir el uso de las drogas fuertes entre las masas y crear una sociedad de control, justamente lo opuesto que buscaban. Lo “rebelde” y lo “cool” son las armas del mismo sistema socioeconómico para recrearse bajo la apariencia de que somos nosotros, los ciudadanos ejerciendo su libertad, los que decidimos y creamos “la realidad” mainstream del mundo.

Ahora veamos algunas de las frases, francamente vigorosas que nos deja en este sentido para "alzarnos" hacia los fueros autonómos Alzati Fernández:

“Optemos por inspirarnos mutuamente sin bucar ventaja… y sin piedad... el candor”.

“Implica que dejemos de erotizar exclusivamente por medio de la fantasía del terror, mistificando autoridades inventadas para creer que la muerte no existe. Miremos a la muerte a los ojos; ahí esta la híper-porosidad”.

“No queremos ídolos, no queremos una moda, no queremos juzgar, comparar y competir unos contra otros; queremos música, queremos bailar, protestar y brincar”.

“Cero ídolos es mi derecho a probar la vida desde lugares alternativos a los dictaminados, es una invitación a toda un a plétora de paradigmas…”.

El ensayista en este caso abre dimensiones para morar, donde la ética es una estética fiel a nosotros mismos, a la poesía del cuerpo que se abalanza sobre otro porque esa es la verdadera geografía del Nuevo Mundo. Sin ídolos: mata a Britney si la encuentras en el camino, mata a Buda. La presencia es poiesis de alteridad. Baila como si el mundo que conocemos se fuera acabar. Baila justamente porque no conoces el mundo y esa es la energía que te hace moverte.

Y para terminar justo con la concesión más desmesurada de Fausto, invitamos a la otredad, llama azul, llama doble, a navegar: “Por la supercarretera de la poiesis holográfica en el ámbito de la hiper permeabilidad”.

Compra Inmanencia Viral, Editorial Tierra Adentro