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Pijamsurf te presenta un excelente artículo del editorialista Robert Wright de The New York Times sobre la infidelidad en la era digital
infidelity302 Pijamsurf te presenta un excelente artículo del editorialista Robert Wright de The New York Times. Hoy el diario anunció que a partir del 2011 cobrará a los lectores por un acceso frecuente a su página web (Vía Noticieros Televisa). A pesar de estas amenazas, nosotros deseamos difundir de manera completa, nuestra traducción de este interesante artículo sobre la era digital y la infidelidad. El Sexo y la Ciudad Digital de Robert Wright La semana pasada, sitios web con reputación informaron que los sitios web de dudosa reputación habían informado que Tiger Woods había ingresado a una clínica de Mississippi para la rehabilitación de su adicción al sexo. Por otro lado, la legislatura de Carolina del Sur reprendió a gobernador Mark Sanford por traer "la desgracia y la vergüenza" al estado a través de su relación extramarital con una periodista argentina. Y la NBC transmitió un episodio de "Law & Order" aparentemente basado en el presunto intento de chantaje a David Letterman sobre su relación con una empleada. Para los estudiantes de los mujeriegos de alto perfil, el 2009 fue un regalo que sigue dando. Y hay que esperar ahora un 2010 con su propio cuerno de la abundancia lleno de revelaciones sobre irregularidades. Después de todo, Woods, Sanford y Letterman no sólo fueron víctimas de su libido, sino que fueron víctimas de la nueva transparencia - la forma en la cual la tecnología digital, con cada año que pasa, captura más registros y más de nuestro comportamiento para que todo el mundo lo vea, en caso de que se decida mirar. En el caso de Woods la huella digital clave fue un mensaje de voz para Jaimee ("amante No.2") Grubbs, advirtiéndole que su esposa estaba comenzando a sospechar. ¿Por qué, cuando yo era un niño, no tenía uno que preocuparse de que el correo de voz de tu pareja sexual acabara la web? porque a) no había Web y b) no había correo de voz. Ahora que lo pienso, tampoco recuerdo de alguna pareja sexual. Además, cuando yo era un niño, si ibas a escribir a una chica lo que Mark Sanford, escribió a su amante - "Me encantan las curvas de tus caderas, la belleza erótica cuando te sostienes a tí misma (o dos piezas magníficas de tí misma) en el brillo de la noche"- lo ibas a hacer en papel, que no vuelan a esa "nube” en donde alguien puede hackear la cuenta de correo electrónico de tu amante, robar su rapsodia y compartirla con un periódico de Carolina del Sur. Hay aquí una lección para todos nosotros: si desea decirle algo bonito a tu amante argentina sobre su anatomía, hazlo a la manera antigua: coge el teléfono y llama, y si nadie responde, no dejes un mensaje. En realidad, no es una lección para todos nosotros. Aunque tienes que ser una celebridad para que tus huellas digitales se vuelvan globales, las huellas de los mortales pueden circunnavegar sus propios pequeños mundos sociales de manera muy fácil. Cualquier imagen que cualquier amigo o enemigo pueda tomar con su teléfono celular la puede subir a Facebook - o puede ser mandada de manera anónima por correo electrónico a tu cónyuge o jefe. Quizás en el futuro cada uno será tristemente conocido por 15 minutos de manera local. Sin embargo, sólo las figuras públicas enfrentan a los ejércitos de periodistas profesionales y aficionados, empoderados por la tecnología digital, y dedicados al discernimiento y la difusión de la vida privada de otros. Y el desfile resultante de flaquezas está destinado a afectar nuestros valores. Por lo que puedo decir, el efecto neto dependerá de la interacción entre dos emanaciones de la nueva transparencia. Por un lado, podría haber una tendencia hacia el conservadurismo victoriano. Si la gente tiene miedo de que sus transgresiones se vuelvan contra ellos, es de suponer que habrá menos transgresiones. Por otra parte, la nueva transparencia podría relajar la definición de "transgresión". En un ensayo denominado " Defining Deviancy Down", de 1993, el senador Daniel Patrick Moynihan estaba preocupado de que las patologías sociales se volvieran más comunes, y entre más comunes se volvieran, la recurrencia del espectáculo las haría más aceptables. El argumento de Moynihan (muy querido por los conservadores) se centró principalmente en aspectos como la delincuencia violenta y la desintegración de las familias de bajos ingresos, no en la cuestión de la monogamia y la infidelidad. Sin embargo, en principio, su lógica se puede utilizar aquí. Lo que nos lleva de vuelta a mi niñez: créanlo o no, una vez fue posible crecer creyendo que prácticamente nadie engañaba a su cónyuge. Por supuesto que la gente engañaba a sus esposos en ese entonces. (Por lo menos, esta es lo que me llevo de ver "Mad Men" en mis 30 minutos de comida). Sin embargo, la lógica del argumento de Moynihan sugiere que menos personas engañaron de las que habrían engañando si todo el mundo supiese cuántas personas estaban engañando. Bajo este punto de vista, uno de los ingredientes de un sistema moral eficaz es la hipocresía. Todo el mundo trata de aceptar una regla que de hecho muchas personas violan, pero siempre y cuando las violaciones a la regla rara vez se hacen públicas, el número de hipócritas no crece, y la regla- en este caso la norma de la fidelidad monógama - permanece más o menos intacta, al menos, se mantiene lo suficientemente fuerte como para mantener a todo el sistema del matrimonio del colapso. Así que la buena noticia sobre la nueva transparencia - que dificulta la hipocresía al exponer la discrepancia entre la palabra y la obra - también puede ser una mala noticia sobre la nueva transparencia. Al menos, es una mala noticia si se considera la infidelidad como algo malo. Pero hay que tener confianza: tal vez para el año 2011 considerarás a la infidelidad como algo aceptable. Vía The New York Times