«Una batalla tras otra», ¿la comedia negra más política de Paul Thomas Anderson?
Arte
Por: Jonathan Flores - 10/08/2025
Por: Jonathan Flores - 10/08/2025
Sin lugar a dudas, Una batalla tras otra era una de las cintas más esperadas del año, y justificadamente. Entre otras razones, marcaba la primera colaboración entre dos gigantes de Hollywood: el legendario director y guionista Paul Thomas Anderson, aclamado por obras maestras como Petróleo sangriento (2007) y Licorice Pizza (2021), y el actor ganador del Óscar Leonardo DiCaprio, conocido por El Lobo de Wall Street (Martin Scorsese, 2013), Revenant: el renacido (Alejandro González Iñárritu, 2015) y Érase una vez en Hollywood (Quentin Tarantino, 2019), entre muchas otras cintas. Una combinación cinematográfica que, tras este estreno, desearás ver repetirse.
Esta nueva película de Paul Thomas Anderson nos sumerge en la vida de Bob (Leonardo DiCaprio) y Perfidia (Teyana Taylor), dos revolucionarios cuya relación y estilo de vida reflejan el caos y la pasión de la revolución. El paralelismo entre lo explosivo de su romance y la intensidad de su causa seduce al espectador de inmediato. Son una especie de Bonnie y Clyde anarquistas que viven su pasión ideológica al límite. Defender la causa no solo los satisface: los excita.
Por otro lado, en esta pareja, la libertad no es negociable, sobre todo la de Perfidia. Su mensaje es tajante: fronteras libres, cuerpos libres y libre elección. Perfidia es el motor narrativo de la cinta y una nueva versión del arquetipo de la femme fatale: seductora, indomable y peligrosamente impulsiva.
Esta combinación resulta ser la perdición de Steven J. Lockjaw (un papel brillante de Sean Penn), una satirización mordaz del soldado estadounidense: frío, calculador, sin escrúpulos y abiertamente racista. A pesar de su disciplina férrea, cae inevitablemente rendido en los encantos de Perfidia. Algo inaceptable para un hombre de su tipo, para quien una relación interracial sería en principio inaceptable. En medio de este “triángulo amoroso” de obsesión, deseo y libertad se gesta la base de la historia y la crítica que elabora con su desarrollo.
"Encasillar" en un género cinematográfico esta nueva cinta de Paul Thomas Anderson es un reto. Por momentos, se siente como una fusión donde personajes de El gran Lebowski (basta con ver la vestimenta de Bob y su estilo de vida) interactúan en el universo sombrío de Sin lugar para los débiles (Ethan y Joel Coen, 2008), ambas de los hermanos Coen (1998 y 2008, respectivamente), todo ello entrelazado con un poderoso mensaje político que actúa como una crítica feroz al statu quo de Estados Unidos sus leyes anti inmigrantes, el racismo sistémico, el excesivo poderío militar y el radicalismo político.
Por otro lado, Lockjaw es una parodia extrema de la obediencia instrumentalizada, un soldado que busca la aprobación de un círculo elitista de hombres blancos vestidos de golfistas, incluso si eso significa reprimir su propia capacidad de pensar. Por momentos el personaje de Sean Penn se siente como una versión exagerada y rádical de Forrest Gump en su momento militar.
Curiosamente, la perspectiva más terrenal y desmitificadora en la película proviene de Sensei Sergio (Benicio del Toro), la mirada migrante. Lejos de mostrarse asustado, está hastiado. Ha normalizado la represión xenófoba, entiende los protocolos y se burla de la supuesta autoridad con la tranquilidad de quien tiene una cerveza en la mano y un plan para burlar todos los protocolos americanos. Los inmigrantes no huyen con miedo: se mueven con astucia y control de la situación
Quizá el único "pero" de la cinta sea lo difícil que resulta ignorar el rol de Bob. Aunque Leonardo DiCaprio se roba cada escena con un Bob hilarante, iracundo y torpe (posiblemente uno de sus papeles más divertidos), narrativamente es el personaje que menos aporta. La trama avanza y los problemas se resuelven sin que su participación sea esencial: todos reaccionan, menos él. Si bien DiCaprio está impecable, una mayor participación narrativa para su personaje se habría agradecido.
Si esta es o no la obra maestra de Paul Thomas Anderson, solo el tiempo, la crítica y el público lo dirán. Lo innegable es que Una batalla tras otra se posiciona como uno de sus mejores trabajos y una fuerte contendiente para ser nominada en los Premios Óscar del próximo año.
Una batalla tras otra navega con destreza un conjunto de temas profundos: desde la paternidad hasta la violencia institucional. Paul Thomas Anderson logra que esta mezcla de comedia negra y película de acción sea brillante y divertida, sin sentirse pesada o lenta en ningún momento. De hecho, la cinta cuenta con una de las mejores escenas de acción del 2025: una secuencia que eleva la tensión en una carretera, aprovechando al máximo un espacio cotidiano.