Escultura "Dictator Approved" aparece en Washington, una crítica anónima a Trump y el autoritarismo
Sociedad
Por: Carolina De La Torre - 06/20/2025
Por: Carolina De La Torre - 06/20/2025
En la explanada del National Mall en Washington D.C. —ese espacio que a menudo se asocia con monumentos a presidentes y marchas por los derechos civiles— apareció una escultura dorada de más de dos metros de altura. Su título: Dictator Approved. Su forma: una mano pintada de oro, haciendo un pulgar arriba, aplastando la corona color verde espuma de mar de la Estatua de la Libertad.
Eight-foot-tall ‘Dictator Approved’ sculpture appears on the National Mall
— Annie van Leur (@AnnevanLeur) June 19, 2025
Did the mystery poop artist strike again?
Signs point to yes.https://t.co/RMTXtVsDmJ pic.twitter.com/pO8s40y1u1
La pieza apareció el 16 de junio, justo en el mismo sitio donde el año pasado se colocó la ahora infame escultura en forma de excremento sobre el escritorio de Nancy Pelosi. Aquella obra anónima fue un gesto de burla hacia los simpatizantes del asalto al Capitolio. Esta vez, el foco está en otro tipo de violencia: la del autoritarismo disfrazado de espectáculo patriótico.
Según el permiso emitido por el Servicio de Parques Nacionales, el colectivo detrás de la obra —aún no identificado oficialmente— diseñó la instalación como respuesta directa al desfile militar del 14 de junio, al que describen como un guiño a regímenes como el de Corea del Norte, Rusia y China. En su solicitud, señalan que el propósito de la estatua es visibilizar cómo líderes opresores han elogiado públicamente a Donald Trump, otorgándole una aprobación simbólica que debería inquietar.
El pedestal de la obra exhibe citas textuales de Vladimir Putin (“Trump es un hombre muy brillante y talentoso”), Viktor Orbán (“El más respetado, el más temido es Donald Trump”), Jair Bolsonaro (“Compartimos muchos valores. Lo admiro”) y Kim Jong-un, quien alguna vez habló de una “relación especial” con Trump y de su “extraordinario coraje”.
“DICTATOR APPROVED,” reads a message on one side.
— Jennifer Bendery (@jbendery) June 17, 2025
A faux plaque offers a real quote from Hungarian Prime Minister Viktor Orbán, a dictator himself: “The most respected, the most feared person is Donald Trump.” pic.twitter.com/mgobh1BpM7
Aunque ningún grupo ha asumido oficialmente la autoría, el estilo es sospechosamente similar al de otras esculturas críticas que han aparecido en Filadelfia, Portland y Washington durante los últimos años. Un artista anónimo, que en el pasado contactó a The Washington Post, volvió a responder un correo del medio con la frase: “He oído de eso, pero no fui yo”. Y nada más.
La escultura estará expuesta hasta el 22 de junio. Hasta entonces, será punto de selfies incómodas, risas nerviosas y silencios que dicen más que los discursos.
Algunos turistas se detienen, observan, dudan. “Me sorprende que hayan dejado poner esto aquí”, dice Kuresa, un visitante australiano de 80 años. “Me recuerda a Rebelión en la granja”.
Otros, como Yvette Hatfield, una habitante local retirada, posan con sus perros bajo la lluvia, sin dar demasiadas explicaciones. “Mis opiniones políticas. Eso es todo lo que voy a decir”.
La escultura, con su estética casi burda, se instala en medio del eterno debate estadounidense sobre los límites de la libertad de expresión y el culto a la personalidad. En palabras de una portavoz de la Casa Blanca: “En Estados Unidos tienes la libertad de mostrar tu llamado ‘arte’, sin importar cuán feo sea”.
Y esa es, tal vez, la paradoja más poderosa de esta instalación: que una obra que denuncia el autoritarismo solo puede existir donde aún hay espacio para incomodar.