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Un hecho lamentable sacude a Cuba y su estructura política

Diversos medios tanto internacionales como locales y oficiales han confirmado la muerte de Fidel Ángel Castro Díaz-Balart, hijo único de Fidel Castro y Mirta Díaz-Balart, nacido en 1949. Según anunció el diario Granma, Castro Díaz-Balart murió por mano propia, eligiendo el suicidio luego de vivir varios meses bajo tratamiento por depresión.

El hijo del dirigente cubano era ingeniero nuclear, formado y graduado en Rusia en los años de la Unión Soviética. Su doctorado lo obtuvo en 1974 por la Universidad Estatal Lomonosov de Moscú, en donde se graduó con honores.

Según destaca El País, Castro Díaz-Balart fue el primer cubano en obtener dicho título académico. Asimismo, a su regreso a Cuba encabezó un ambicioso proyecto para construir la primera planta nuclear de la isla, en Juraguá (al oeste de la bahía de Cienfuegos), el cual se frustró debido a la caída de la Unión Soviética. Algunos años después del descalabro, Castro Díaz-Balart dejó la administración pública y jamás volvió a ser funcionario del gobierno cubano.

Hace unos meses “Fidelito”, como también se le conocía, por el parecido con su padre, fue hospitalizado por causa de una depresión, tratamiento que recientemente seguía ya en su vida corriente. El desenlacen, sin embargo, fue fatal.

El hecho lamentable no puede disociarse del contexto político en el que ocurre, en una época sumamente peculiar para el gobierno de origen socialista de Cuba, que desde hace algunos años enfrenta el dilema sobre la sucesión en el poder del dirigente Fidel Castro, sustituido en el 2008 como presidente de la isla por su hermano, Raúl. En cierta forma, este deceso vuelve a poner la pregunta en el aire sobre la sucesión del poder político en Cuba, cómo ocurrirá y cuál será el futuro de la isla: ¿continuar sobre la opción socialista o virar hacia el liberalismo?