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Nietzsche sobre cómo el dolor es el gran liberador del espíritu

La gaya ciencia es un libro recordado, sobre todo, porque allí Nietzsche anuncia la llamada "muerte de Dios" y por lo tanto el proyecto de autoafirmación y autoliberación del hombre que debe proveer sentido para sí mismo, un proceso que él mismo vaticinó que no iba a ser sencillo; construirse de entre las ruinas y sin un orden moral podía ser proceso traumático, especialmente para hombres débiles. Nietzsche tendría numerosos problemas de salud, particularmente mentales. Pero este libro marca un momento de efusión y fuerza en su filosofía. El libro inicia con un Nietzsche que anuncia los renovados bríos de su espíritu que supera la depresión:

La gratitud fluye continuamente, como si algo inesperado acabara de ocurrir -la gratitud del convaleciente- pues la convalecencia fue inesperada. "La ciencia gaya": eso significa la saturnalia de un espíritu que ha pacientemente resistido una terrible presión continua -con paciencia, severidad, fríamente, sin ceder, pero sin esperanza- y quien de súbito se ve atacado por la esperanza, la esperanza de la salud, y la embriaguez de la convalecencia  Qué puede tener de extraño que ahí salga a la luz mucho de irracional e insensato, mucha intencionada ternura, derrochada incluso en problemas que tienen una piel llena de púas y que no dejan acariciar ni atraer. Todo este libro no es otra cosa que una diversión tras una larga indigencia e impotencia, la exultación de la fuerza que vuelve, de la fe nuevamente despertada en un mañana y en un pasado mañana, del repentino sentimiento y presentimiento de futuro, de cercanas aventuras, de mares que vuelven a estar abiertos, de metas que vuelven a estar permitidas y en las que se vuelve a creer. 

Un Nietzsche exultante se desborda y nos recuerda esa aurora siempre posible de la conciencia, especialmente cuando uno es capaz de soportar el dolor y las adversidades con entereza. En este libro Nietzsche desarrolla su idea del amor fati, ese sí, enorme hacia toda la existencia, sin importar si es dolorosa o placentera. Nietzsche escribe:

Vivir: esto significa para nosotros transformar constantemente en luz y llama todo lo que somos, también todo lo que nos afecta, y no podemos en modo alguno hacer otra cosa. Y en lo que concierne a la enfermedad, ¿no estaríamos casi tentados de preguntar si podemos siquiera prescindir de ella? Sólo el gran dolor es el liberador último del espíritu... Sólo el gran dolor, aquel largo y lento dolor que se toma tiempo, en el que somos quemados como madera verde, por así decir, nos fuerza a nosotros filósofos a descender a nuestra última profundidad y a despojarnos de toda la confianza, de toda la placidez, de todos los velos, de la gentileza y la mezquindad en las que tal vez hemos instalado nuestra humanidad. No estoy seguro si el dolor nos "mejora", pero sé que nos vuelve más profundos. 

El dolor y la enfermedad, lo han sabido todos los grandes hombres, nos permiten sondear también los abismos y las sombras, e integrar la totalidad de la experiencia. El caracter humano necesita pruebas para crecer. Nietzsche dice que no sabe si una enfermedad nos llega a mejorar, pero es seguro que nos hace más profundos y por lo tanto nos hace vivir en lo hondo, en lo que tiene más significado y está más cerca del corazón de las cosas.

 

(Con información de Brain Pickings)