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De acuerdo con esta investigación, realizar ciertas acciones al dormir podría ser un síntoma precoz de la enfermedad de Parkinson

Hace un tiempo publicamos en Pijama Surf una reflexión sobre el silencio y el sueño, dos necesidades de la mente que se han vuelto un lujo en nuestro tiempo, dicho en un sentido metafísico, espiritual, pero también muy concreto. Tanto el silencio como el sueño son estados que la mente necesita para funcionar adecuadamente, quizá en especial el sueño, que sirve a los procesos de nuestro cerebro y a la recuperación de nuestro cuerpo en general.

Con todo, el descanso es ahora un privilegio, muchas veces porque nosotros mismos nos lo negamos, pero también porque vivimos en una época que ha adoptado la producción incesante como modo de vida. Producimos desde el primer minuto en que despertamos hasta el último en que, pese a todo, perdemos la conciencia y, tan embebidos estamos en esa forma de vivir, que nos sentimos mal cuando estamos ociosos, inactivos o improductivos. Quizá por eso, entre otras razones, parece tan difícil o tan impensable descansar realmente.

Con todo, las consecuencias de dormir pero no descansar, pueden ser serias. Recientemente, un grupo de investigadores de la Universidad de Aarhus, en Dinamarca, observó una relación entre determinados comportamientos nocturnos y patrones de sueño y, por otro lado, el proceso de envejecimiento y deterioro celular en el cerebro. 

En específico, el estudio encontró que las personas que hablan, dan pequeños saltos, gritan o golpean al dormir, experimentan esta fase del sueño con una inflamación en el área del cerebro que controla la segregación de dopamina. 

Dicho desorden ocurre sobre todo en la fase conocida como “sueño de movimientos oculares rápidos” (o REM, por sus siglas en inglés), la cual se caracteriza doblemente porque es la del descanso más profundo y porque es durante ésta que se producen los sueños que soñamos. Según otras investigaciones, en personas saludables, dicha fase se experimenta con tranquilidad, sin movimientos bruscos de ningún tipo.

La relación con el Parkinson se debe a que las personas que han desarrollado esta enfermedad suelen presentar también una falta importante de dopamina en el cerebro, uno de los neurotransmisores más importantes del sistema nervioso que cumple funciones en procesos verdaderamente vitales, que van desde la dilatación de los vasos sanguíneos hasta la sensación de placer.

El estudio al respecto se publicó en la revista especializada "The Lancet Neurology" y puede consultarse en este enlace.