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Los científicos han identificado varios puntos calientes en nuestro sistema solar en donde se podría haber desarrollado vida como la que se conoce en nuestro planeta: “una que necesite agua líquida, y que se base en moléculas orgánicas como el ADN o las proteínas”

En las últimas décadas, la National Aeronautics and Space Act –NASA– se ha encargado de recolectar y analizar información proveniente del espacio exterior. Con cada exploración, esta agencia espacial estadounidense busca datos clave que permitan un mayor entendimiento del universo y sus peculiaridades, aun si se tratase de rastrear vida extraterrestre. Sin embargo, ¿cuán cerca se encuentra la humanidad de encontrar vida fuera del planeta Tierra?

De hecho, a través de su cuenta de Twitter, Thomas Zurbuchen, administrador asociado de la NASA, desmintió al grupo de hackers Anonymous diciendo: “Contrariamente a algunas informaciones, no hay ningún anuncio pendiente por parte de la NASA acerca de vida extraterrestre”. Sin embargo, las investigaciones continúan realizándose: los científicos han identificado varios puntos calientes en nuestro sistema solar en donde se podría haber desarrollado vida como la que se conoce en nuestro planeta: “una que necesite agua líquida, y que se base en moléculas orgánicas como el ADN o las proteínas”.

Actualmente existen tres hipótesis predominantes acerca de la vida extraterrestre:

– En el planeta Marte

“Es el mundo más parecido a la Tierra en todo el Sistema Solar: está muy cerca de nosotros, la duración del día es casi igual, tiene estaciones, atmósfera, nubes, grandes masas de agua helada en los polos, montañas, cañones de ríos, valles…”, aunque actualmente no se ha descubierto vida extraterrestre en él. Según Alberto G. Fairén, investigador del Centro de Astrobiología –CSIC-INTA– y especialista en la exploración de este planeta:

Esas condiciones ancestrales hicieron de Marte un lugar donde la vida pudo formarse. Y si Marte tuvo vida en el pasado, sus descendientes habrán podido encontrar estrategias para sobrevivir hasta el presente. […] Una de las características definitorias de la vida es su tremenda resistencia.

Es de hecho esta hipótesis la que permite imaginar que si la vida existe en Marte, estará escondida bajo tierra, “a salvo de las enormes fluctuaciones térmicas, de la aridez extrema y del baño de radiación ultravioleta que sufre la superficie”. Se podrían tratar de “microorganismos capaces de sobrevivir en condiciones extremas”, si se tiene en cuenta que en “nuestro planeta existen microbios que viven tranquilamente en las profundidades oceánicas o en entornos volcánicos”.

– En las lunas de Júpiter y Saturno

Olga Prieto, investigadora del CSIC-INTA explica que también hay razones para pensar que hay vida similar a la nuestra en algunas de las lunas de Júpiter y Saturno. Es decir que Europa, Ganímedes y Calisto, satélites naturales de Júpiter, y Encélado y Titán, de Saturno, poseen el potencial de esconder océanos de agua líquida bajo la superficie, que permitirían que los microorganismos habiten en estas lunas pese a la lejanía de la luz solar:

Si el agua líquida está en contacto con una capa de roca y la luna tiene actividad geotérmica, las reacciones químicas que se dieran en la interacción de las dos capas podrían mantener el metabolismo de [ciertos] microorganismos [...], como ocurre en algunos lugares del fondo oceánico de nuestro planeta.

– En los rincones del Sistema Solar, en los meteoritos

Después de la formación del Sol, los meteoritos que giraban a su alrededor fueron comisionando y agregándose paulatinamente hasta formar cuerpos planetarios. Los meteoritos, según Josep Maria Trigo, investigador catalán del Institut de Cièncias de l’Espai (IEEC-CSIC), fueron el principio de todo, por lo que los minerales de éstos entraron en contacto con agua líquida y las amidas –un tipo de molécula orgánica– pueden canalizar la formación de los compuestos que forman las proteínas y el ADN de los seres vivos. En sus palabras, por lo tanto, "en cualquier lugar del Sistema Solar [con agua y amidas] sería factible tener los eslabones que forman los seres vivos".

Sin embargo, algo que tienen claro todos los investigadores, y es que “para saber si en un lugar hay vida, los científicos necesitan detectar biomarcadores: moléculas como el ADN, proteínas, lípidos y azúcares complejos”.