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A través de anuncios, apps en gadgets electrónicos, mensajes subliminales e incluso, en ciertas circunstancias, un tipo de educación moral, se puede suprimir la existencia del libre albedrío

En la década de los 80, el científico Benjamin Libet realizó un experimento en donde descubrió que el polémico y ancestral libre albedrío se trataba tan sólo de un aprendizaje vicario –la repetición de conductas observadas con anterioridad. Esto provocó no sólo un impacto en las antiguas teorías sobre la toma consciente de decisiones (ya que se consideraba que ésta era un prerrequisito exclusivo del ser humano) sino también nuevas investigaciones y enfoques en torno a la teoría de Libet. 

Actualmente, entre las investigaciones que más han profundizado al respecto se ha debatido la teoría de la eliminación o programación del libre albedrío, pues según el descubrimiento de Libet no existe tal prerrequisito, por lo que es posible reprogramarlo e incluso eliminarlo de la experiencia de la humanidad. De acuerdo con un estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences por investigadores de Alemania, esto parece ser más complejo de lo ya considerado… 

Para el doctor John-Dylan Haynes, de la Charité-Universitätsmedizin de Berlín:

Las decisiones de una persona no se encuentran a merced del inconsciente ni de las ondas cerebrales tempranas. [Las decisiones] son capaces de intervenir activamente en el proceso de ‘toma de decisiones’ e interrumpir un movimiento. Anteriormente las personas usaban los signos  cerebrales de preparación para argumentar en contra del libre albedrío. Nuestro estudio demuestra que la libertad es mucho menos limitada de lo que se pensaba.

Según su investigación, los participantes pudieron cancelar un movimiento después de que el cerebro comenzara su actividad preparatoria inconsciente, la cual fue identificada por Libet. Esto indicó que los humanos pueden conscientemente intervenir y, por tanto, ‘reprimir’ los procesos que, de acuerdo con la neurociencia, eran considerados automáticos y más allá del poder de la conciencia. 

En otras palabras, estos estudios demostraron que el ser humano actúa siempre desde la conciencia mediante lo aprendido como libre albedrío. Esto rompe de alguna manera con el determinismo, brindando una mayor responsabilidad sobre cada una de las acciones tomadas y realizadas a lo largo de la vida. Sin embargo, para que esta teoría funcione, se requiere de un flujo efectivo –y saludable– de información entre lo consciente y lo inconsciente. En caso de que los agentes inconscientes, como la automaticidad aplicada a la hora de hacer la rutina matutina, pudieran reprogramarse, podrían controlarse al grado de “inhabilitar” el libre albedrío. 

Ahora, llevando a la práctica esta información, el libre albedrío podría estar en riesgo a la hora de someternos a sutiles métodos de programación a través del Inconsciente. Esto significa que a través de anuncios, apps en gadgets electrónicos, mensajes subliminales e incluso, en ciertas circunstancias, un tipo de educación moral, se puede suprimir la existencia del libre albedrío, y al parecer se necesitaba del método científico para demostrarlo.