*

Hoy hay fiesta en tu vida: un poema de Derek Walcott sobre la reconciliación con uno mismo que llega a toda existencia

Arte

Por: Juan Pablo Carrillo Hernández - 03/17/2017

Compartimos un poema de Walcott para recordarlo por siempre

Este 17 de marzo del 2017 murió Derek Walcott, un nombre que quizá no muchos conocían pero que fue fundamental en la poesía en lengua inglesa del siglo XX. Walcott fue el artífice de una obra profundamente reflexiva, con atisbos hacia lo espiritual y la exploración de las dimensiones místicas de la existencia. Por lo demás, profesó siempre un amor inagotable por el idioma inglés, el cual manejó con cierto barroquismo, pero también con musicalidad y cadencia.

En 1992 Walcott ganó el premio Nobel de Literatura, y en su carrera obtuvo otros reconocimientos importantes. Anecdóticamente cabe mencionar también que el poeta fue un gran amigo de Octavio Paz, cuya poesía llegó a traducir al inglés.

A continuación –a manera de homenaje y porque la pérdida de un poeta es casi siempre una circunstancia lamentable, como arrebatarle al mundo una ocasión de felicidad– compartimos un poema de Walcott con un tema profundo aunque tratado sencillamente: ese momento crucial en que una persona se reconcilia consigo misma, acepta lo que es y, a partir de eso, comienza a amarse incondicionalmente. Compartimos la versión del poeta Aurelio Asiain, que tomamos de su sitio, y después el original de Walcott.

 

AMOR DESPUÉS DEL AMOR

Llegará el día
en que, con júbilo,
te recibas a ti mismo que llegas
hasta tu puerta, ante tu propio espejo,
y uno al otro sonriendo se den la bienvenida

 

y se digan: siéntate. Come.
Volverás a querer al extraño que has sido.
Saca el vino. Y el pan. Tu corazón, devuélvelo
a sí mismo, al extraño que te ha amado

 

toda la vida, al que ignoraste
por otro, al que te sabe de memoria.
Esas cartas de amor en las estanterías,

 

quítalas; y las fotos, las notas consternadas.
Corta tu propia imagen del espejo.
Y siéntate. Hoy hay fiesta en tu vida.

 

LOVE AFTER LOVE

The time will come
when, with elation
you will greet yourself arriving
at your own door, in your own mirror
and each will smile at the other's welcome,

 

and say, sit here. Eat.
You will love again the stranger who was your self.
Give wine. Give bread. Give back your heart
to itself, to the stranger who has loved you

 

all your life, whom you ignored
for another, who knows you by heart.
Take down the love letters from the bookshelf,

 

the photographs, the desperate notes,
peel your own image from the mirror.
Sit. Feast on your life.

 

non omnis moriar -