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Eso que muchas personas han percibido o sugerido (la estupidización de la raza humana) podría haberse comprobado científicamente

La era de la información y la hiperconectividad, la revolución de la conciencia y la evolución acelerada, son algunos de los conceptos con los que diversos seres humanos construyen una esperanza. Nos referimos a la posibilidad de algún día lograr un mundo más equilibrado y justo a pesar de la obscenidad que rige el sistema actual. Sin embargo, esto también podría leerse de otro modo, es decir, que en realidad estamos en la "era de la simulación" y que nuestra hiperconectividad es verdaderamente la desconexión sensible de la interacción humana; que la revolución de la conciencia es tan sólo un término optimista para nombrar una probable madeja de pretensión neomística y que la evolución acelerada es un espejismo del ego colectivo. 

Si las posibilidades que recién planteamos se deciden hacia uno u otro lado, eso sólo el tiempo lo dirá. Mientras tanto, lo que parece ser un hecho científicamente confirmado es que la raza humana se encuentra sumergida en un proceso de estupidización. Al menos eso sugiere un estudio publicado por la firma islandesa de estudios genéticos deCODE. De acuerdo con su investigación, los seres humanos hemos experimentado un decaimiento gradual del promedio de IQ (aproximadamente el 0.04% cada década). Y aunque la caída es bastante pequeña, la suma podría ponerse divertida. Además, esta tendencia contrasta con una contraria, ya que entre 1932 y 1974 el IQ promedio se elevó 14 puntos. 

Sobra decir que el IQ es un criterio limitado que sólo considera una cierta acepción de la inteligencia humana. De hecho hay quién, resonando con el optimismo de la expansión de la conciencia, podría afirmar que el ser humano está inmerso en un proceso de sensibilización por sobre uno de racionalización. Pero también debemos admitir que el IQ es una de las pocas variables objetivas que tenemos para medir ciertas aptitudes de nuestras funciones cognitivas. 

En caso de que fuese cierta la premisa de que los seres humanos somos cada vez más estúpidos, esto podría arrojar varios candidatos causales, entre ellos las redes sociales, la comercialización de la conciencia, el culto al ego disfrazado de trascendencia o nuestra triste desconexión del gran maestro del ser humano, la naturaleza...