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Por la actividad que realiza el cerebro a estas edades, los eventos traumáticos podrían ser especialmente dañinos

Los científicos sugieren que existen momentos en el desarrollo del cerebro y de la personalidad humana que son especialmente sensibles, ya que durante estos períodos se realizan procesos neurales sumamente importantes.

Tara Swart del MIT mantiene que en los primeros 2 años de vida y durante la adolescencia el cerebro atraviesa por sus momentos más maleables. Las experiencias traumáticas durante estas edades pueden alterar la actividad cerebral y acabar afectando la expresión de ciertos genes. 

En los 2 primeros años el cerebro se desarrolla a un ritmo acelerado. Es aquí donde ocurren dos cosas fundamentales: los bebés empiezan a hablar y a caminar. Estos son dos grandes acontecimientos producidos en gran medida por el cerebro. Ya que el cerebro experimenta cambios tan veloces en tan poco tiempo, el trauma emocional o físico puede crear graves interrupciones en el desarrollo cerebral. Aunque uno no recordaría ninguna de estas interrupciones, de todas maneras pueden tener serios efectos en el desarrollo cognitivo y conductual, según Swart.

Un caso muy citado y sumamente triste es el de 100 mil huérfanos en Rumania que, no obstante que fueron alimentados y vivieron en condiciones adecuadas, presentaron déficits cognitivos importantes debido a que no recibieron afecto físico en la forma de ser cargados, abrazados y acariciados.

Los niños que viven el trauma de no recibir amor a esta tierna edad exhiben posteriormente afectación en el sistema límbico del cerebro, asociado con el control de las emociones. En la adolescencia el cerebro ya ha llegado a su tamaño completo y es aquí cuando surge la capacidad compleja de comparar diversos conceptos complejos al mismo tiempo. Esto puede equipararse también al momento en el que un bebé empieza a hablar, pues es entonces cuando obtiene las habilidades de comunicación y manejo emocional de la madurez. Swart explica que es por esta función cerebral más elevada que los adolescentes también necesitan mucho tiempo de sueño.