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Ambiq, la ciencia de crear ambientes extáticos en Comunité 2017

Arte

Por: Luis Alberto Hara - 01/02/2017

Los paisajes de jazz onírico de Ambiq te pueden acercar a lo que la música fue en sus orígenes: una experiencia mística.

Ambiq es uno de los proyectos más refinados que han aparecido en la escena musical recientemente. Como suele suceder su música es difícil de clasificar e imposible de colocar en un único cajón: fluye por todas partes como la brisa y como la luz de la luna se refleja en todas las olas.  Si hay una banda que parece disfrutar la libertad de la ambigüedad (y la posibilidad de divagar entre lo abstracto y lo melódico) es Ambiq, pero si tuviéramos que decir algo más específico diríamos que en Ambiq el freejazz se encuentra con una electrónica meditativa y fluida sólo para disolverse (y disolvernos) en el vacío. O, en otras palabras, algo así como el encuentro entre músicos como Ravel, Thelonius Monk y Aphex Twin... Son maestros de la creación de ambientes, de escapes oníricos, de contemplación lúdica, de serenatas de un éxtasis tranquilo. Jugando con máquinas metafísicas --que son como altares que brillan en las oscuridad-- invocan a la divinidad y hacen que los elementos sutiles se manifiesten.

Uno puede imaginar lo que es Ambiq viendo este video, por ejemplo:

 

Pero en realidad bandas así deben de escucharse en vivo. Y por suerte Ambiq estará presentándose en el festival Comunité 2017 en Tulum, este 6 de enero. Podremos presenciar a Ambiq en la selva caribeña junto con artistas como Omar R, Lawrence, Thomas Melchior, Fumiya Tanako, un showcase de la disquera Giegling (como ya es tradición)  o los viajes astrales tropicales de Dengue Dengue Dengue y muchos otros. El line-up está lleno de joyas y el festival se realiza de manera autosustentable, es vegano y permite realizar donaciones para apoyar causas locales. Así que la buena onda no para. Y con esta plataforma es posible pensar, porqué no, en hacer de la música una experiencia que alcance los numinoso, lo místico.

Hace cerca de un siglo, el arquitecto, jardinero, místico y terapeuta musical, Rudolf Steiner había dicho que la música debía escucharse siempre en vivo --de otra manera no ocurría la experiencia religiosa de la música. Simplemente hay algo que no logra comunicarse con una grabación; la pureza del sonido sucediendo en el entorno inmediato, mezclándose con el cielo, con el aire, con las plantas; rebotando con las piedras y las personas y las intenciones de los músicos y la retroalimentación del público. Steiner incluso decía que la música que se generaba en la Tierra podía sintonizar y de alguna manera reflejar --a través del medio del aire-- la música celeste, la música de las esferas. Uno puede no creer en lo que dice Steiner, pero cualquiera que ha escuchado realmente buena música en vivo --sensible al momento-- sabe que hay algo de magia.

El músico y artista de culto Gensis P. Orridge (líder de la banda industrial psicodélica Throbbing Gristle) había vaticinado en el 2007 que el vinilo resurgiría debido a que el mp3 es un formato plano y vacío. Genesis sabía de lo que hablaba, la gente busca un poco más de cuerpo y profundidad, tanto en el sonido como el arte. Viviendo bajo la fantasmagoría digital de las frecuencias planas del mp3, a veces uno podría olvidarse del grosor de la música, de toda su multidimensionalidad (la textura hace que el espacio se vuelve hiperdimensional). 

Ricardo Villalobos, una de las grandes estrellas de la electrónica contemporánea y colaborador del proyecto de Ambiq, ha hecho énfasis en la posibilidad de que la música se convierta en una experiencia religiosa. La posibilidad de momentos en los que la música se hace visible, las frecuencias tangibles. Particularmente en el minimal "cuando las frecuencias están bien interespaciadas, te pueden tocar las frecuencias y hacer surgir sentimiento ocultos". Es ahí cuando la música te puede transportar a la infancia, a la profundidad de tu psique o alguna otra dimensión. Ocurre la comunión, dice Villalobos.

 

Ambiq promete una exploración introspectiva de las zonas abisales de la conciencia, una navegación elegante a una zona en la que se disuelven los conceptos, más allá del beat y el antibeat. El crew tecnochamánico de este peculiar proyecto está conformado por el pianista Max Lodrbauer, quien junto con Villalobos recientemente lanzó la disquera de jazz ECM; el clarinetista Claudio Puntin, y el percusionista Samuel Rohrer. Además de estos instrumentos Ambiq juega con sintetizadores y otros aparatos.


Además de Ambiq, y un día de festival full-on en el Cenote Dos Ojos, Comunité tiene otros eventos que puedes seguir aquí