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Entre una broma metafísica y una mancha escatológica, la lectura de anos para conocer el futuro fue inventada por Alejandro Jodorowsky

La inquietud del ser humano por conocer su futuro y por acceder a información que parece estar más allá de la percepción y razonamiento ordinarios es milenaria. ¿Cuántas personas a lo largo de la historia no han recurrido a decenas de métodos de adivinación para obtener respuestas o pistas en torno a su vida y destino?

Entre las herramientas adivinatorias podríamos mencionar algunas de las más conocidas, comenzando por el tarot, las runas, el I Ching y el café, y luego incluir otras menos populares pero algunas por lo menos tan antiguas como la geomancia o la adivinación por medio de granos de maíz, pero al hacer un recuento de métodos adivinatorios pocos pensaríamos en la anomancia, es decir la lectura del ano.

Algunos atribuyen su creación a Alejandro Jodorowsky quien, se dice, practicaba la lectura de anos en París, pero en una entrevista en 2015 el chileno se refiere a esta técnica como una broma que comenzó durante la filmación de Dune, cuando se le ocurrió pedirle a los actores que se sentaran sobre una fotocopiadora y así extraía imágenes de sus anos. Sea o no una broma (y considerando que acaso todo, comenzando por el universo, lo es), lo cierto es que Jodorowsky ha llevado su práctica a niveles interesantes, ya que asegura tener imágenes del ano de Obama, Dalí y otras grandes personalidades.

De acuerdo con el propio Jodorowsky, los pliegues del ano son únicos e irrepetibles entre cada persona, razón por la cual sirven como una especie de huella dactilar y su “unicidad” refuerza la posibilidad de que transmitan algo de la historia pasada, presente y, por qué no, futura, de un individuo. En este plano, las arrugas más profundas proyectan el pasado y las supericiales el futuro; cómo se interpreten es algo que no está del todo claro aunque el escritor Arturo Pizá, en su novela Este morir a gotas, aventuró un sistema de lectura:

ANÁLISIS ACCIDENTAL DE LAS RUGAS ALEATORIAS

Las rugas aleatorias duras indican timidez y nerviosismo.

Cuando son suaves y elásticas demuestran sensualidad o disposición para el erotismo.

Unas rugas poco aseadas denotan lucidez intelectual, energía y, por raro que parezca, salud mental.

Por desgracia, una cavidad anal con las rugas aleatorias minúsculas y sin vida, ya sean obscuras o rosadas, sugiere decepciones futuras, peleas domésticas continuas, megalomanía academicista y, para rematar, arribismo político.

 

LOS MONTES: POSICIÓN Y SIGNIFICADO

En mi estudio he clasificado los montes del ano en tres: Júpiter, Saturno y Mercurio. Cabe señalar que este catálogo ha sido facturado con meticulosidad científica, con base en las más sagradas leyes de la Anomancia.

El monte de Júpiter: Esta primera formación proyecta los mecanismos de ambición, orgullo, entusiasmo y poder.

El monte de Saturno: O segunda cuadrilla. Se refiere al grupo de pliegues emparentados con las corridas de toros, la religión y el futbol.

El monte de Mercurio: O cuadrilla final. Corresponde a los mecanismos de la libido. Muestra la liberación de perversiones tales como el amancebamiento con pubertas, la coprofilia, urolagnia, la impermeabilización de techos, etcétera.