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Una selección de distintas expresiones del terror en el cine

El terror es un género relativamente moderno en las artes. El miedo ha existido siempre, y también la intención de infundirlo, pero en la Antigüedad, la Edad Media y otras épocas de la humanidad, esto se usaba con un propósito más bien edificante, formativo. Así, por ejemplo, los “horrores” del Infierno de Dante, o aquello temible que hay en las mitologías y el folclor de distintas culturas.

En el siglo XVIII, sin embargo, surge la literatura de terror con el fin casi exclusivo de asustar, con todo lo extraño que esto pueda parecer, como si el terror se hubiera liberado de la obligación de tener un sentido ulterior y pudiera existir por el terror mismo.

Más hacia nuestra época, el terror ha evolucionado en formas que quizá sus creadores nunca hubieran imaginado. Hay terror basado en la pura visualidad, en aquel que nos infunde la sangre y el dolor; otro es más sutil, orientado hacia nuestros temores más atávicos; otro puede ser puramente psicológico, sin otros recursos más que aquellos que nuestra propia mente echa a andar.

A continuación compartimos algunos buenos ejemplos de terror según se ha expresado en el cine, sin duda uno de los medios más propicios para las emociones que éste provoca.

 

The Thing, John Carpenter (1982)

Un clásico del género que en cierta forma parte de la premisa lovecraftiana por excelencia: nada teme más el hombre que a aquello que le es desconocido.

 

The Babadook, Jennifer Kent (2014)

Un buen ejemplo de horror sobrenatural mezclado con horror psicológico, y también una exploración de los límites entre la protección de una madre y el terror que esto puede infundir.

 

The Awakening, Nick Murphy (2011)

Con ciertas reminiscencias de Una vuelta de tuerca, la novela de Henry James, esta película de Nick Murphy expone otra premisa fundamental del terror: la mejor forma de incubarlo y hacerlo crecer es en nuestras expectativas, en aquello que creemos que va a pasar, mismas que una buena historia de terror termina por romper y superar.

 

Le tre madri, Dario Argento (1977-2007)

En esta trilogía, Dario Argento se muestra como uno de los directores más originales del cine de terror. Suspiria (1977), Inferno (1980) y La Terza madre (2007) son las tres películas que la conforman, mismas que cuenta la historia de tres mujeres practicantes de la brujería más malévola, y que sobreviven a lo largo de la historia por medio de sus artes malignas.

 

A Girl Walks Home Alone at Night, Ana Lily Amirpour (2014)

Una rara joya que mezcla el género de vampiros, la historia de amor, el western y algunas otras expresiones del terror fílmico, todo, además, hablado en lengua persa y con una ambientación en la que el exotismo que atribuimos a Oriente tiene un contraste inesperado con la figura del vampiro, en este caso femenino (como, por otro lado, fue en su origen).

 

Hellraiser, Clive Barker (1987)

Una desmesura narrativa que coquetea con el horror cósmico, Hellraiser es un filme que explora el terror desde una perspectiva mucho más sensorial, tal y como se siente en el cuerpo y sus reacciones –incluso cuando, extrañamente, viene acompañado de placer–.

 

Cabin Fever, Eli Roth (2002)

La opera prima de Eli Roth, quien se hizo famoso por por Hostel, de 2005. Fiel a su estilo, Roth muestra ya en este filme su curiosidad por el miedo que nace de lo que le puede suceder a nuestro cuerpo sin que lo podamos controlar ni entender. El mismo director filmó un remake en 2016.

 

Carrie, Brian DePalma (1976); The Shining, Stanley Kubrick (1980)

Reunimos estas dos películas porque ambas son probablemente las mejores adaptaciones al cine de sendas obras de Stephen King. Carrie fue, además, la primera novela de King y, por otro lado, el trabajo de Brian DePalma sentó una especie de precedente o canon sobre la manera en que habría que llevar el terror de King a la pantalla. The Shining es también una obra maestra, construida con el esfuerzo de dos genios: Kubrick y Jack Nicholson.