*

En 1950 Jean Cocteau fue invitado a descansar unos días en casa de una amiga en la riviera francesa. Acabó quedándose 11 años y pintó todas las paredes de la casa

El impulso de algunos de estos artistas de la vanguardia era realmente irreprimible. Jean Cocteau es un buen ejemplo de la enorme imaginación en acción que tenían estos artistas, como puede constatarse en esta imágenes y en la historia que las acompaña.

En 1950 Francine Weiswiller invitó al escritor, director de cine y dibujante Jean Cocteau, a su casa en la riviera francesa. Francine era una joven socialité, aburrida de la vida parisina. Cocteau de 61, le sacaba casi 30 años, pero habían conectado inmediatamente. Así que después de terminar una película, Cocteau optó por vacacionar en la casa de esta joven junto con su acompañante Edouard Dermit. 

 

Después de descansar un poco, la vitalidad del artista estaba regenerada y decidió emprender otro proyecto: redecorar la casa de Francine, la cual estaba recién estrenada, blanca y amplia, como un jugoso lienzo. Así que sin poder contenerse Cocteau convenció a Francine de que le dejara pintar las paredes y hacer algunos cambios. Lo primero que dibujó fue a Apolo flanqueado por dos sacerdotes sobre la chimenea. Pero esto provocó una disyuntiva, porque aparentemente Cocteau había escuchado de Matisse que si decoras una pared de una casa debes de hacerlo con todas. Cocteau dibujó sobre las paredes y luego las puertas, y así sucesivamente por seis meses. En total, su estancia en la casa duró 11 años. Eso es lo que se llama espontaneidad duradera.

¿Qué te parece esto, crees que Cocteau sería un huésped genial o una pesadilla para tu paz hogareña?