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Según Ingmar Bergman, Andrei Tarkovsky fue el más grande todos los tiempos, el director que llevó el cine a su esencia de sueño

Las comparaciones son odiosas pero en este caso sirven para afinar la mirada y regresar a Tarkovsky. Y viene de quien quizás debería de estar cerca de Tarkovsky cuando pensamos en los más grandes directores de cine. Según Ingmar Bergman:

Tarkovsky para mí es el más grande, él fue quien inventó un nuevo lenguaje, fiel a la verdadera naturaleza del cine, así capta la vida como un reflejo, la vida como un sueño.

Aquí yace un punto fascinante: el cine de Tarkovsky es quizás el más cercano al sueño, más cercano que el cine surrealista --el cual parece captar la realidad como sueño pero sólo en un aspecto, aquel más explícitamente onírico, no de manera total y fluida. El sueño de Tarkovsky es absoluto, abarca la memoria y el tiempo y encuentra una dimensión metafísica. 

Ahora bien, si coincidimos que el cine de Tarkvosky es el que nos revela con más poder y nitidez la vida como sueño, ¿por qué esto signifcaría que Tarkovsky es el más grande cineasta? Tal vez porque la esencia del cine, de la imagen en movimiento, encuentra su mejor analogía con el sueño. En esto es útil recordar a McLuhan, el teórico de medios, que vio en cada gran invento una extensión de nuestros sentidos, por ejemplo el teléfono fue una extensión de nuestros oídos, el automóvil de nuestras piernas, la TV del ágora y de los ojos, el Internet del sistema nervioso... Podemos pensar que el cine es más propiamente una extensión de nuestros sueños. Lo es por dos razones fundamentalmente, por el flujo de las imágenes que ocurren en una sala oscura, tejiendo una narrativa con la cual el espectador de involucra y se identifica (esto es como soñar en las noches); y por otro lado, por las mismas estrellas de cine y las vidas que vemos en la gran pantalla, con la cual soñamos, se vuelve nuestros deseos inconscientes y conscientes. El cine de Tarkovsky nos incrusta en la sustancia del sueño pero, de nuevo, no es sólo el sueño que tenemos cada noche, es la existencia entera la que se revela como sueño, como poiesis, la realidad que surge de la creatividad de la mente. El gran arte es capaz no sólo de imitar a la naturaleza sino de reemplazarla. El gran artista es quien logra ver sus sueños fuera de su mente, en el mundo. El cine de Tarkovsky hace que el sueño invada la realidad y la sustituya.

La crítica Maya Turovskaya escribe sobre el cine de Tarkovsky:

el mundo de la imaginación coexiste con el mundo real. No sería una imaginación decir que esto es tan real y tan presente como los elementos de la trama... lo que Tarkovsky presente como sueños, imaginaciones, memorias... es el elemento en el cual sus personajes existen y tienen su ser, es su propio río individual de tiempo.

En su libro Esculpir el tiempo, Tarkovsky escribe:

A través del arte, el ser humano se erige sobre la realidad a través de la experiencia subjetiva... Un descubrimiento artístico ocurre cada vez como una nueva y única imagen del mundo, un jeroglífico de verdad absoluta. Aparece como una revelación, como un deseo momentáneo y apasionado de asir intuitivamente y palpar todas las leyes del mundo --su belleza y su fealdad, su compasión y su crueldad, su infinitud y sus límites... A través de la imagen se sostiene una conciencia del infinito: lo eterno dentro de lo finito, lo espiritual dentro de lo material, lo ilimitado toma forma.  

Tarkovsky, hijo de un importante poeta ruso, fue el gran poeta de la imagen en movimiento. El cine ha sido utilizado para muchas cosas, pero Tarkovksy lo usó para su más alta función: mostrar la belleza con la potencia multidimensional que ningún otro medio tenía.