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Demanda obliga a David Copperfield a revelar los secretos de su acto de desaparición

Por: Jimena O. - 06/27/2016

Gavin Cox, un chef londinense, ha declarado que sufrió daño cerebral como consecuencia de su participación en el número de Copperfield

Quizá una de las partes más complicadas de la vida de un mago o ilusionista es mantener sus secretos como tales, ya que sin misterio no hay magia, pero el ilusionista David Copperfield se ha visto forzado a revelar los mecanismos detrás de un acto de ilusionismo en el que “desaparece” a 13 personas del escenario. Sin embargo, Copperfield no ha hecho esta información pública por voto propio; todo ha sido resultado de una demanda establecida por Gavin Cox, un chef originario de Londres que participó como voluntario de dicho número en Las Vegas en noviembre de 2013. Cox ha declarado que tiene daño cerebral a causa de una caída que experimentó durante su participación en este acto de ilusión. ¿Cómo sucedió esto? Para comprender sus argumentos es necesario entender cómo funciona el número de Copperfield, que consiste en cuatro pasos.

El ilusionista empieza por establecer una conexión con la audiencia y luego anuncia lo que pasará ese día: “Vamos a colgar a 13 personas de la audiencia y hacerlas desaparecer”. Luego, pide que todo aquel que sea mayor de edad y goce de buena salud levante la mano y deja claro que todos ellos potencialmente podrían participar en el acto. Finalmente, lanza 13 pelotas a los asistentes y aquellos que las cachan suben al escenario. A continuación los 13 participantes se suben a una jaula suspendida y Copperfield les da unas linternas con las que alumbran a la audiencia. Los voluntarios son llevados a través de un pasaje secreto fuera del teatro y el ilusionista trae a la atención de la audiencia el hecho de que se han ido. Entonces, los participantes vuelven a aparecer en la parte posterior del escenario, desde donde iluminan a los demás asistentes con sus lámparas.

De acuerdo con Cox, todo era muy caótico:

Ellos estaban diciendo “Apúrense, corran, corran”. Era un pandemonio. No sabes a dónde vas. Está oscuro. Hay menos que te empujan por la espalda. Cuando me acercaba a una esquina, me resbalé y caí.

Después de eso Cox y su esposa permanecieron en Estados Unidos, pues las lesiones de él no le permitían volar. Cuando finalmente estuvieron de vuelta en Inglaterra Cox comenzó a experimentar dolores de cabeza intensos, confusión y dolor crónico. Un escaneo cerebral posterior mostraría las lesiones en su cerebro. Gavin Cox no ha vuelto a trabajar desde entonces. Según su esposa, “alguna vez cocinó para la realeza pero ahora ni siquiera puede hornear un panquecillo porque tiene daño nervioso en sus manos y ha perdido el sentido del olfato”. Actualmente Cox debe permanecer conectado a un suministro de oxígeno durante la noche porque a veces deja de respirar, y ha pasado 3 meses en el Centro de Neurotraumatología de California.

La demanda de Cox clama que el ilusionista no previno, inspeccionó, mantuvo o dio aviso de condiciones potencialmente riesgosas y declara que tanto Copperfield como el hotel no se aseguraron de que el truco fuera seguro para los participantes de la audiencia. Los abogados del mago han dicho que se realizaron varias inspecciones del área y que el número se ha llevado a cabo durante 15 años a lo largo de los cuales han participado 100 mil voluntarios sin problemas, probándose así que es seguro.