Todos hemos escuchado el dicho: la prostitución es el oficio más viejo del mundo. “Profession”, dicen en inglés y “métier” en francés. En general no se le eleva a calidad de “trabajo” quizá porque, por esa misma antigüedad que se le atribuye, es anterior a la dinámica del capital, la explotación y la generación de plusvalía. Ahora, es cierto, participa también de dicha lógica (hace tiempo que el cuerpo es también una mercancía) pero, sin romantizaciones, también es verdad que en cierta forma de prostitución pervive cierto aire de resistencia, como cuando uno se encuentra con un sastre o con un zapatero remendón, actividades que en cierta forma pertenecen a otra época del mundo en la que, si bien se ofrece un servicio, éste todavía está acompañado de un aura que escapa a lo meramente utilitario.
Auguste Bruno Braquehais (1823 – 1875)
Eugène Atget (1857 – 1927)
Brassai (1899 – 1984)
Quizá por eso, en el caso específico de la prostitución, existen tantas historias en las que la prostituta es protagonista de transformaciones radicales o vía de conocimiento, en suma, ocupa un lugar que va más allá de su función aparente, su valor de uso por decirlo de alguna manera, y que por ello mismo la hace trascender el sitio en el que debería estar según el sistema.
Auguste Bruno Braquehais (1823 – 1875)
Christer Strömholm (1918 – 2002)
Anthony Friedkin (1949-)
Las imágenes que ahora compartimos son un recorrido visual por ese oficio, aunque sólo por un fragmento breve: 150 años de una historia que bien podría ampliarse hasta períodos mucho más remotos.
Leon Levinstein (1910–1988)
Christer Strömholm (1918 – 2002)
Bob Mizer (1922 – 1992)
Danny Fields (1939-)
Larry Clark (1943-)
Danny Lyon (1942-)
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