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La tendencia en el mundo editorial se ha revertido y se revalúan los libros físicos en contraste con los libros digitales

Un artículo en The Guardian se pregunta si los libros digitales han llegado ya a su pico. Hace unos años se pensaba que la lectura con un soporte electrónico tarde o temprano desplazaría a los libros físicos y por un momento las ventas de Kindle en Amazon superaban las de los libros tradicionales. Las ventas de Kindle han caído desde 2011 y empresas como Sony han descontinuado sus lectores electrónicos.

Según datos de la organización británica Publishers Association el año pasado la venta de contenido digital bajó de 563 millones de libras esterlinas a 554 millones, mientras que los libros de papel subieron de 2.74 mil millones de libras esterlinas a 2.76 mil millones. Una tendencia similar fue observada en Estados Unidos. El año pasado, compañías como Penguin Random House y Harper Collins hicieron importantes inversiones para incrementar su capacidad de almacenar y distribuir libros físicos. Amazon acaba de abrir su primera librería. El tecnoencandilamiento propio de lo novedoso de la literatura digital parece estarse enfriando, si bien algunos lectores utilizan los dos formatos: los libros electrónicos para economizar pero manteniendo la lectura de libros físicos como su clara preferencia. 

La razón principal tiene que ver por supuesto con que la experiencia de lectura de un libro de papel no se compara con la que han logrado hasta el momento los lectores digitales. La experiencia de la lectura digital tiene un menor nivel de sensación y por lo tanto provoca menos placer y menos "realidad". El libro se convierte en un lugar, y así va albergando memorias y relaciones en un espacio físico que produce toda una atmósfera mental particular; el espacio digital, al no estar ligado a un cuerpo físico y a unas coordenadas espaciales definidas, no logra crear esta sensación que es una forma de afecto y unicidad.

Antes ya se había declarado la muerte de los libros con la llegada de nuevas tecnologías como la radio, pero los libros han probado tener una gran resiliencia; adamantinos, son verdaderas joyas de la mente vuelta objeto.