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Estas son las verdaderas razones por las que los pacientes dejan a sus terapeutas

Salud

Por: Luis Alberto Hara - 05/17/2016

La relación entre terapeuta y paciente es íntima y profunda y terminarla puede resultar complicado. Estas son las 4 verdaderas razones por las cuales los pacientes un día llaman para cancelar y nunca vuelven

Terminar una relación jamás ha sido fácil, pero cuando se trata de terminar con un terapeuta puede resultar particularmente complicado. No es algo que le enseñen a uno en la escuela y a diferencia del podólogo o el electricista la relación que se establece con un psicólogo o psiquiatra es mucho más íntima, simplemente porque requiere sinceridad y desnudez emocional. Sin embargo, es una relación asimétrica, porque quien revela las luces y sombras de su interior es el paciente, lo cual requiere compromiso, y éste puede ser difícil de manejar para algunas personas, que un día llaman para cancelar y deciden nunca volver. 

Algunos terapeutas incluso ponen reglas de con cuánta anticipación esperan la noticia de que el paciente quiere terminar con las sesiones y en el intermedio tratan de indagar en la razón detrás de este deseo, con el propósito de exponerle esto al paciente y hacerlo reconsiderar. En palabras de Heráclito: “El buen carácter no se forma en 1 semana, ni 1 mes. Se crea poco a poco, día a día. Se requiere esfuerzo del formador y el paciente para desarrollarlo”, y con frecuencia los pacientes carecen de paciencia en medio de sus crisis para poder lograr resultados. 

De acuerdo con el periódico británico The Guardian, las personas principalmente dejan a sus terapeutas por cuatro razones. La primera es que algunos ya no sienten que necesiten de sus servicios, lo cual de alguna manera es un síntoma del éxito del tratamiento y debiera ser también una razón de orgullo para el facilitador en cuestión. La segunda es que en ocasiones los clientes sienten que el terapeuta realmente no está interesado en ellos y no están conectando. En el mejor de los casos, estos profesionales deberían ser capaces de una empatía y neutralidad, pero también son humanos y a veces esto no es así.

En tercer lugar está una cuestión de química; como toda relación humana, ésta es única y no todos los facilitadores serán apropiados para todas las personas. Por ejemplo, algunos pacientes requieren indagar agresivamente en su vida interior; otros requieren más suavidad. En cuanto a este punto, si la persona en cuestión siente que el terapeuta realmente está fallando al momento de entender su problemática tiene todo el derecho de buscar a otro. No obstante, si en realidad se trata de un miedo del paciente a asumir un compromiso y abrirse a una relación sincera y por lo tanto profunda, esto requerirá cierta reflexión de su parte. Alrededor de este asunto, Sigmund Freud alguna vez mencionó que “La mayoría de las personas no quieren libertad, porque la libertad implica responsabilidad y a la mayoría de la gente le asusta la responsabilidad”. 

Finalmente, en cuarto lugar se encuentran las razones económicas: las crisis personales con frecuencia están ligadas a crisis económicas y conforme los gastos no indispensables se van anulando de la lista van quedando fuera el entretenimiento, las suscripciones a gimnasios y también, la terapia. Aunque esto puede ser contraproducente, ya que deja al paciente en crisis y sin el apoyo y las herramientas que le ayuden a salir de ella. 

Resulta interesante observar que los terapeutas con más perspectiva sobre esto son aquellos a los que sus pacientes han dejado con más frecuencia. Aparentemente, estos “rompimientos” despertaron en ellos la inquietud de investigar sobre tratamientos más efectivos. El abandono de sus pacientes los ha instigado a profundizar en su entrenamiento y mejorar su metodología. 

Por otro lado, quienes acuden a terapia generalmente lo hacen justo en un momento de crisis, y a veces tomar terapia puede ser una decisión que salva la vida de las personas. Por esta misma razón, los pacientes tienden a tener expectativas muy altas para sus terapeutas. En realidad ambas partes se beneficiarían de recordar las sabias palabras que Swami Sivananda alguna vez enunció: “Hay algo bueno en todas las aparentes derrotas. Simplemente no lo ves ahora. El tiempo lo revelará. Se paciente”.