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La narración de historias es una herramienta poderosa para transmitir valores, ética, identidad y traducir el conocimiento y experiencia individuales en colectivos.

A todos nos gustan los cuentos, más si están bien contados y más aún cuando somos niños. . Ya que los pequeños tienen un amor innato por las historias que crean una sensación de magia y asombro frente al mundo. Los cuentos nos ayudan a entendernos y entender el mundo que nos rodea. Por esta razón han sido usados desde tiempos ancestrales como una herramienta para la transmisión de conocimiento. No todas las culturas desarrollaron un lenguaje escrito pero todas han contado historias, fábulas, mitos y leyendas. Los estudiosos han especulado sobre si las pinturas rupestres que se han encontrado no son una forma de guión que les ayudara a los miembros de estas tempranas civilizaciones a recordar sus historias.

La narración de historias es un medio para compartir e interpretar experiencias y la forma más antigua de enseñanza. De acuerdo al sociólogo austriaco Peter Berger,  la vida humana tiene sus raíces en estos cuentos, ya que los humanos construyen sus vidas y moldean su mundo en los términos que estas historias plantean. Por eso los cuentos son una herramienta poderosa para enseñar ética, valores y normas culturales, pues proveen información clave sobre cómo aplicar el conocimiento. Y son capaces de transformar la experiencia individual en conocimiento colectivo.

Para escuchar estas narraciones, los miembros de la comunidad se reunían y esto contribuía a establecer lazos fuertes entre ellos, a la par que le daba a los niños respuestas míticas sobre profundas y perennes preguntas sobre la creación, la vida y la muerte a través de fábulas y leyendas. De tal manera que estas terminaban por ser parte de ellos y su cosmovisión. Por esta razón no deberíamos menospreciar ni pasar por alto el valor que tiene contar cuentos en los salones de clase, ya que es una excelente forma para que los estudiantes desarrollen un entendimiento, respeto y apreciación por si mismos, su cultura e incluso otras culturas. Además de promover una actitud positiva con respecto a las personas de diferentes orígenes, razas y religiones. 

Los cuentos aumentan el entusiasmo de los estudiantes por leer y releer las historias. Además de despertar el interés de los niños en escribir, porque se despierta en ellos el deseo de escribir historias y contarlas. Reunirse para contar y escuchar historias les ayuda a mejorar sus habilidades de escucha y aumentar el sentimiento de comunidad del grupo. Y como las historias que escuchamos terminan siendo parte de nosotros, utilizar este recurso para resaltar prioridades, valores e identidad puede ser la mejor forma de moldear a las futuras generaciones para tener vidas más plenas.
En su libro “Historias de la tierra: narración de historias en tiempo de cambio” publicado en 1992, Alida Gersie, señaló como la narración de historias se relaciona con los eventos actuales que tienen incidencia en nuestro futuro, porque la mayoría de las historias se enfocan en la Tierra, cómo fue creada y los problemas que surgen cuando olvidamos la importancia de vivir en armonía con ella. De acuerdo a la autora:

“La narración de cuentos está experimentando un resurgimiento gracias a que se ha renovado el interés por ellas. Esto ha llevado a muchos educadores a pensar formas en las que la narración de historias puede ayudar a explorar visiones compartidas sobre temas importantes. La preocupación actual sobre las cuestiones ambientales está conectada con este renacimiento, por que las fábulas que tratan de la relación entre la Tierra y sus habitantes han estado en el corazón de estas narraciones desde los tiempos ancestrales. Estas historias no sólo son una fuente de inspiración, también contienen un potencial enorme para el entendimiento de las muchas formas en las que valoramos o desvalorizamos nuestro hermoso planeta verde y azul”.