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Suscribirse a un periódico impreso puede sonar anticuado, pero para los amantes de los crucigramas es una de las razones principales para hacerlo

El editor en jefe de la sección de crucigramas del New York Times, Will Shortz, es la única persona que cuenta con el grado de enigmatología (el estudio de la estructura poética de los crucigramas). Para él los crucigramas son algo más que trabajo: son su pasión.

Desde niño disfrutaba de hacer crucigramas y desde hace tiempo es el encargado de hacer que cada crucigrama que se publica en el diario tenga los términos correctos en el lugar adecuado, así como de diseñar las pistas para los amantes de tan entretenido pasatiempo.

Generalmente, conforme avanza la semana se incrementa el grado de dificultad de los enigmas a resolver, es decir, los lunes se suelen publicar los más sencillos y el viernes o sábado los más complejos.

Shortz realiza un pretest de sus crucigramas con tres usuarios, quienes suelen devolverle resueltos los enigmas con sugerencias y comentarios. Dentro de su proceso de creación recurre siempre a ciertas herramientas de apoyo en el momento creativo: diccionarios, obras literarias y Google, mucho Google.

Las conjeturas que conlleva resolver un crucigrama hacen que nuestro cerebro se vuelva más grande y nuestra capacidad reflexiva se ejercite. Pero además, despiertan una fascinación que se ha probado como suficiente para dar vida a una masiva subcultura de practicantes.